Esperemos que sea aprobada la nueva Constitución, pues así no tendrán que ponerse colorados en la Cancillería para impulsar una propuesta concreta en materia de integración regional. En su Capítulo I (“Principios y Disposiciones Generales”, Artículo 14, número 3) nos indica que Chile declara a “… América Latina y el Caribe como zona prioritaria en sus relaciones internacionales” y nos ofrece la oportunidad de avanzar en esta materia. Tengo que suponer que la Cancillería y la Subrei comparten este deseo. Espero que esto nos permita enmendar rumbos y enfocar nuestros esfuerzos en Latinoamérica, para avanzar en la integración regional. Unidos estaremos en mejores condiciones de enfrentar los desafíos que están a la vuelta de la esquina.
Lamento insistir en los temas de relaciones económicas internacionales y de comercio, pero intento que no pierdan vigencia por el impacto duradero que tienen en nuestro país. Por ello, traigo a colación nuevas declaraciones del Subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei). Tal vez, ya no debería ser noticia que veamos más incoherencias en estos temas, pero creo que perdimos el rumbo y es funesto que esté ocurriendo. No solo pasaron al olvido las promesas de campaña del candidato Gabriel Boric, sino que, además, estamos perdiendo una gran oportunidad (destaco gran oportunidad) de introducir cambios en el modelo de desarrollo basado principalmente en la explotación de recursos naturales y exportaciones de estos recursos. Más importante, corremos el riesgo de quedar aislados en el “reacomodo” del poder geopolítico y económico que se gesta a nivel global. Abajo intento explicarme.
Para empezar, pocas semanas después de asumir su cargo, el subsecretario Ahumada participó en una reunión del Grupo de Alto Nivel (GAN) de la Alianza del Pacífico celebrada en Bogotá. En esa ocasión, se revisó el progreso realizado para ratificar el TLC de la Alianza con Singapur y el inicio de negociaciones de un TLC con Corea. Estas negociaciones fueron anunciadas oficialmente, durante una nueva reunión del GAN en Santiago, en junio pasado (Prensa, Subrei) (El Mostrador, La Alianza del Pacífico: ¿Alianza para qué o quiénes?). Y, ahora la Subrei nos informa que el Sr. Ahumada espera “… reiniciar prontamente las negociaciones con India para profundizar nuestro acuerdo comercial” […destacando …] “Para nuestra administración, India es una de las prioridades dada su posición en una de las regiones más dinámicas del comercio …”. Su objetivo sería seguir “… profundizando el comercio bilateral” (14 de julio, Prensa, SUBREI, mi énfasis).
Supongo que ya se realizaron las “consultas ciudadanas” respecto de estos acuerdos, aun cuando no he visto nada al respecto. Curioso. Y, recientemente, en relación a la ratificación del TPP11, se informó que Chile estaría buscando “… eliminar una disposición clave del capítulo de inversiones para destrabar [la] tramitación en el Senado”, para lo cual la Subrei estaría contactando a los otros miembros del acuerdo (Eduardo Olivares; [EX–ANTE]; 18 de julio, mi énfasis).
Parecería que Asia es prioritaria para el subsecretario o, al menos, no incomoda a la Cancillería. ¿Estoy equivocado? De ser prioritario, tengo problemas con esa decisión. Por mi parte, creo que la prioridad debería estar con América Latina. El presidente Boric lo cree así y lo dijo durante su visita a la Argentina cuando mencionó la necesidad de una Región unida (Prensa Presidencia, 4 de abril, 2022). Lo mencionó nuevamente en la Cuenta Pública y reiteró durante su visita a los Estados Unidos. Eso debería ser suficiente, pero todo ello parece, por ahora, no ser más que “voladores de luces”… propuestas que no se materializan. Me pregunto si existe un cambio en la propuesta programática de la Administración o es simplemente incapacidad para darle una nueva dirección a nuestra integración en la economía global. Esta es una herencia de administraciones anteriores y necesitamos ver propuestas “nuevas” que nos permitan modificar el modelo de desarrollo extractivista. Por ahora, no creo haber visto o escuchado ningún llamado concreto para avanzar en una propuesta esperanzadora.
Lo que sea, pero tengo grandes dificultades para compartir el entusiasmo del subsecretario Ahumada por Asia, y dificultades aún mayores para priorizar más de una región al mismo tiempo, en particular, cuando no estamos gestionando y/o administrando adecuadamente los compromisos económico-comerciales ya adquiridos. Esto lo he mencionado en otras ocasiones, pero puedo resumirlo en Servicios públicos exigidos al límite (servicios sanitarios y aduanas, por ejemplo) y oportunidades perdidas en países con los cuales ya tenemos Tratados, así como fronteras “porosas” que ocasionan todo tipo de problemas (tráfico ilegal de mercaderías y de personas, entre otros). La verdad es que sabemos poco de lo que ocurre con estos TLC.
No estoy proponiendo terminar las relaciones con los países de Asia. Acá, estoy solo señalando que no es posible priorizar a Latinoamérica simultáneamente con Asia u otras regiones. Además, es problemático e ilusorio profundizar la apertura económica y contraer compromisos económicos y comerciales adicionales fuera de la Región, sin conocer bien lo que ya tenemos y, además, intentar modificar el modelo productivo extractivista “abusivo”. Sí, abusivo con el medioambiente y con nuestra gente. Sugiero volver a nuestro vecindario y priorizar América Latina. Hay varias razones para hacerlo.
Para empezar, luego de la pandemia del COVID y de la invasión rusa y guerra en Ucrania y de la fractura de las redes de abastecimiento y distribución globales que siguieron, es imposible ignorar que el mundo se reorganiza geopolítica y económicamente. Las grandes potencias reexaminan sus alianzas, al mismo tiempo que los conglomerados económicos reorganizan sus recursos productivos y los mueven a través del globo. Pero nosotros, ¿sabemos de qué lado de la ecuación final queremos quedar? Quisiera creer que la importante contingencia nacional nos ha distraído de la coyuntura internacional y que sólo perdimos el foco temporalmente. No obstante, creo que seguimos dando tumbos y las recientes decisiones de la Cancillería Subrei, así parecen mostrarlo. Lo reitero sin rodeos: creo que perdimos el rumbo en nuestras relaciones internacionales. Sin embargo, tengo la convicción de que unidos y coordinados regionalmente, podremos resolver de mejor manera los desafíos globales que debemos enfrentar.
Además, está en el programa del entonces candidato Gabriel Boric -hoy presidente- que incluyó diversas medidas atingentes a esta conversación. En el capítulo de Política Exterior y Comercial, en lo referente a tratados comerciales señala que la Subrei “… deberá revisar los acuerdos comerciales que estén en vigencia para evaluar su pertinencia en el marco de un nuevo modelo de desarrollo turquesa (verde y azul), feminista, y descentralizador, evaluando a su vez que dichos acuerdos estén en línea con los procesos de integración latinoamericana que se llevarán a cabo …”. Para agregar, “No se firmarán nuevos tratados comerciales, incluyendo el TPP-11, mientras no se hayan revisado los procesos de participación ciudadana … parámetros de alineamiento con principios feministas, verdes …”. Incluso, dice que se evaluará “solicitar el ingreso a MERCOSUR como miembro pleno” (Boric Presidente, páginas 62 a 67). Y, como lo mencionamos, el presidente Boric ya destacó la necesidad de que América Latina recupere la unidad. Pregunto nuevamente: ¿Se modificó el programa presidencial, perdimos el rumbo o, es simple desconocimiento e incapacidad de llevar adelante el programa propuesto? Hace tiempo que el presidente dijo que el período de instalación había concluido. ¡Trágico!
¡Parece miopía! No lo sé, pero está tan cerca que es posible perderse. Ya tenemos Tratados con todos los países de Latinoamérica, y si agregamos el espacio geográfico, el pasado histórico y los desafíos futuros comunes, más una lengua que nos une, reunimos varios de los ingredientes necesarios para empezar a pensar nuevamente en Latinoamérica. ¿Recuerdan cómo nació la Unión Europea siete décadas atrás? Con un propósito común: evitar una nueva guerra y colaborar económicamente. Así nació -con Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos- la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en 1951, para transformarse en la Comunidad Económica en 1957, y llegar -hoy en día- a una Unión Europea de 27 miembros, y otras naciones a la espera.
En América Latina ya hicimos parte del trabajo, pero necesitamos unificar propósitos ante los desafíos que deberemos enfrentar. Los TLC ya ratificados en nuestra Región nos ofrecen la oportunidad de consolidar, profundizar y avanzar en materia de integración. La Subrei destacó recientemente que las exportaciones de manufacturas chilenas crecen en la Región (Prensa, Subrei, 30 de junio). Más importante, el comercio silvoagropecuario es, por lejos, el más dinámico al interior de América Latina. Hoy en día, por ejemplo, los países de América del Sur, con la excepción de Colombia, se abastecen principalmente al interior de la Región. Este sector económico es, además, el que tiene la mayor cobertura regional y emplea una parte substancial de la fuerza de trabajo. En este sector estamos muy cerca de constituir un Mercado Común Agroalimentario y sentar las bases de un proceso de integración regional más profundo.
Esperemos que sea aprobada la nueva Constitución, pues así no tendrán que ponerse colorados en la Cancillería para impulsar una propuesta concreta en materia de integración regional. En su Capítulo I (“Principios y Disposiciones Generales”, Artículo 14, número 3) nos indica que Chile declara a “… América Latina y el Caribe como zona prioritaria en sus relaciones internacionales” y nos ofrece la oportunidad de avanzar en esta materia. Tengo que suponer que la Cancillería y la Subrei comparten este deseo. Espero que esto nos permita enmendar rumbos y enfocar nuestros esfuerzos en Latinoamérica, para avanzar en la integración regional. Unidos estaremos en mejores condiciones de enfrentar los desafíos que están a la vuelta de la esquina.