Señor Director:
Ante los reportes sobre inasistencia escolar y rezagos en el aprendizaje post pandemia, es importante señalar que mientras nos centremos en diagnósticos y evaluaciones que no consideren procesos intermedios y potencialidades individuales, nuestros niños y niñas están condenados a ser iguales en procesos de aprendizaje.
De acuerdo a la concepción del desarrollo cognitivo como un sistema que nos permite procesar información del entorno y dar respuestas efectivas a este, estamos en constante cambio por medio de procesos de adaptación que también afectan nuestra forma de afrontar desafíos del día a día, esto es ser un individuo que avanza en el aprendizaje.
Lo mismo lo vemos en la población infanto juvenil en contexto escolar, en donde constantemente están siendo requeridos en procesos de aprendizaje que son de contenidos curriculares y desafíos sociales permanentes. Sin embargo, el incremento en diagnóstico de dificultades en el neurodesarrollo parece nublar la capacidad del sistema de salud y educativo para ver más allá de las categorías clínicas y centrarnos en los potenciales de cada niño.
Los niños aprenden independientemente de su diagnóstico. Las dificultades en el neurodesarrollo, como el SDAH o TEA, son formas diferentes de percibir el mundo y procesarlo. Para aprehender y adaptarse, quizás se requieran tiempos diferentes, pero siempre hay posibilidades de avanzar a logros escalonados y que tengan un norte mayor.
Si como sistema educativo y de salud entendiéramos que el estándar o la norma en el aprendizaje es un horizonte hacia el que hay que transitar con pequeños pasos, nuestros niños con o sin diagnósticos no se verían limitados a aprender de una sola forma.
Claudia Figueroa León,
Directora Diplomado en Rehabilitación Cognitiva para Niños y Adolescentes UNAB.