Las noticias de hoy son un desorden de ideas esparcidas por sobre las llamas y escurriendo un poco sobre las isapres. De pronto la constitución que era todo, desaparece en el fuego.
Algunos apuntan a un descuidado señor que galleteó una puerta. Otros, al extractivismo. Unicausalismo, monoteísmo, simpleza, platonismo. Un señor es el culpable, la cárcel resolverá el problema. O una idea es la culpable de todo: el modelo o el capitalismo. Basta eliminarlo como un electrodoméstico averiado, para sustituirlo por otro sin panne.
En el trasfondo las universidades y las empresas aprovechan para publicitar sus centros de estudio y sus equipos como en una feria de cenizas.
Espero que el presidente esté más conmovido por el fuego que con los artificios verbales de la noche del 4 de septiembre pasado. Esta es la realidad. Bienvenidos a la delgada capa de humus en medio del Antropoceno.
Tirano es quien no escucha las voces borrosas del mundo, quien no ve los signos de alarma. Edipo conoce su profecía, pero malhumorado asesina al primer posible padre con quien se cruza y se casa con la primera viuda que encuentra.
Estos fuegos son el Antropoceno en plenitud: la extinción de especies, los 419.24 ppm de Co2 en la atmósfera, el derretimiento de los glaciares, la escasez de agua. Los tiempos descoyuntados de Hamlet, el colapso en el presente de carbones enterrados hace 300 millones de años que se aplastan contra el progreso saturado de automóviles, aviones y hormigón. Antropoceno dice que la tragedia somos nosotros. ¿Queremos ser otros o seguir adorando esta mismidad trágica?
La profecía está escrita por Callendar a fines de los años 30, medida por Suess en los 50, graficada por Keeling desde fines de los 50, nombrada por Crutzen el año 2000. ¿Cómo/Qué hacer para que Edipo logre escucharla, no se case con la madre ni se arranque los ojos?