¿Cuál ha sido la evolución del PIB de Chile durante los últimos 10 años? Esa fue la pregunta con la que desafiamos al cerebro detrás de ChatGPT, la aplicación AI de moda y que promete modificar nuestros paradigmas de comportamiento en cuanto a la búsqueda y consumo de información.
Para nuestra sorpresa, la respuesta del robot fue algo como: “¡Hey, momento! Una pregunta a la vez”. Fue así como empezamos a identificar sus primeras limitaciones y, por qué no, la clave respecto de cómo entender el fenómeno y sus posibles impactos en nuestra vida diaria.
Si bien la propia interfaz de OpenAI -los desarrolladores de este chatbot inteligente- dan cuenta de sus límites -por ejemplo, difícilmente habrá respuestas con información actualizada a 2022-, en la medida que el usuario tiene claras sus reglas, es definitivamente una herramienta útil. ¿Veamos?
Asombroso. Pero estas respuestas definitivamente nos llevaron a hurgar un poco más en cuanto a la calidad de sus respuestas. Es decir, si internet ya es un universo rico en contenido no verificado o falso, ¿por qué ChatGPT sería distinto? Ante esta duda, abordamos nuevamente al robot y es entonces cuando se revela el fenómeno: una tecnología poderosísima que a los motores de búsqueda le aplica criterios de alto estándar de calidad de información y con una excelente capacidad de articulación de ideas:
Nota: estas cifras son estimadas y están sujetas a revisión mientras más información disponible hay. Siempre es buena idea verificar datos con múltiples fuentes y chequearlas para cualquier actualización.
Increíble.
Este pequeño ejercicio nos hizo ahondar un poco más en su versatilidad y probamos de todo, desde la posibilidad de elaborar artículos, columnas y hasta noticias sobre hechos ficticios. Nuevamente aparecen las limitaciones de la aplicación —yerra en nombres de autoridades y ejecutivos, entre otros datos—, sin embargo, en la medida de que su entrega es revisada por un especialista, es definitivamente una herramienta muy eficiente para levantar información y consumirla de forma digerida, jerarquizada e inteligible.
Su uso ya está modificando el quehacer humano en distintas dimensiones. Un reciente artículo de The Economist dio cuenta respecto de cómo las universidades están modificando sus metodologías de enseñanza, considerando que los alumnos ya están haciendo uso del chat entregando ensayos excelentemente desarrollados sobre materias que aún no han visto. De esta forma, los profesores han vuelto a incorporar los exámenes orales y pruebas con respuestas manuscritas, pero lejos de rechazar el uso de estos avances, también someten las respuestas de ChatGPT al análisis de los alumnos para deliberar sobre su asertividad.
En el mundo ya se empieza a hablar de que se trata de una “calculadora de texto”, mientras en Wall Street empresas tecnológicas que no tienen relación con OpenAI ven sus acciones al alza porque precisamente la inteligencia artificial se ha revelado como la industria con un futuro más que promisorio, cuestión para nada novedosa en la cíclica relación entre la bolsa y el mundo tech.
La clave está en ir paso a paso, tal como ChatGPT pide que lo traten, es decir, una pregunta a la vez. Solo así identificaremos oportunamente sus fortalezas y debilidades, para luego hacerla parte del día a día, ya que definitivamente es una herramienta eficiente para buscar y articular información, siempre verificable por una persona, por más que contenga pocos o nulos errores.
Este texto fue escrito por un ser humano.