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El réquiem de Amarillos y Demócratas Opinión Crédito: Agencia UNO

El réquiem de Amarillos y Demócratas

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Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Amarillos & Demócratas fueron un invento, un instrumento funcional y útil de la elite, especialmente en el caso de Amarillos, liderado por uno de sus personajes favoritos. De lo contrario, no se podría entender que dos minúsculos grupos tuvieran la cobertura inflada que se constató por meses en los medios más tradicionales del país, especialmente en El Mercurio, donde el creador de Amarillos es uno de sus principales rostros. A diario, Warnken, Walker y Rincón eran entrevistados a página completa, salían en todos los noticiarios y opinaban de lo que fuera. Claro, hasta que se cerró el acuerdo; de ahí en adelante, desaparecieron. Habían cumplido su tarea, ya no eran necesarios.


Réquiem es el paso previo al entierro, al final. Eso pareciera estar pasando en estos dos movimientos, que tuvieron un auge rápido y sobredimensionado y que, hoy, experimentan una caída abrupta. Claro que nuestra política es tan poco predecible en estos últimos años que, mientras no estén enterrados, puede pasar cualquier cosa. Un ejemplo de esto es la DC, dada por muerta y que hoy emite señales de resurrección.

Amarillos & Demócratas la neoderecha chilena, esa que piensa, actúa y tiene un relato de derecha, pero se autodeclara de “centroizquierda” se constituyeron al alero del Rechazo en 2022 y, en un par de semanas, se convirtieron en la cara pública de esa opción, mientras los dirigentes de RN, UDI y Evópoli, inteligentemente, se “fondeaban”. Supongo, tenían la expectativa de ser, posteriormente, premiados por el rol cumplido. Todo indicaba que sería así, al menos por las señales que dio ese sector durante la discusión de la segunda parte del proceso constitucional, donde se les entregó un protagonismo que no correspondía a la realidad y el mapa político del país. De hecho, participaron de una discusión entre partidos con representación parlamentaria, pese a tener apenas un par de congresistas –que eran DC hasta un par de semanas antes, aunque ninguno de ellos fue electo por esas colectividades.

Amarillos & Demócratas eran dos partidos “en formación”, por tanto, unos simples movimientos. Así y todo, terminaron teniendo un rol clave en la negociación final. De hecho, Cristián Warnken se las arregló para salir públicamente dando una especie de venia al acuerdo final.

Amarillos & Demócratas fueron un invento, un instrumento funcional y útil de la elite, especialmente en el caso de Amarillos, liderado por uno de sus personajes favoritos. De lo contrario, no se podría entender que dos minúsculos grupos tuvieran la cobertura inflada que se constató por meses en los medios más tradicionales del país, especialmente en El Mercurio, donde el creador de Amarillos es uno de sus principales rostros. A diario, Warnken, Walker y Rincón eran entrevistados a página completa, salían en todos los noticiarios y opinaban de lo que fuera. Claro, hasta que se cerró el acuerdo; de ahí en adelante, desaparecieron. Habían cumplido su tarea, ya no eran necesarios.

Amarillos & Demócratas no superan la centena de integrantes cada uno. Entre sus filas están todos los “ex” que uno pueda imaginar –exministros, exdiputados, exsenadores, los que hoy toman un segundo vuelo pese a venir de capa caída hace décadas, como los Maldonado, Alvear o Gutenberg. Son gente que estaba acostumbrada a las entrevistas, los cargos y el poder, pero que ya no ocupa posiciones de relevancia, a pesar de que, cada cierto rato, logran una cierta cobertura cuando arman un nuevo y pequeño movimiento, siempre de muy corta duración. Por supuesto, en Amarillos & Demócratas no existen dirigentes poblacionales, de pueblos originarios, de organizaciones sociales y, menos, gente menor de 60 años. Como diría Warnken, ellos son los “sabios de la tribu… gente preparada”. Los otros, son gente inculta, sin formación académica, sin posgrados.

Amarillos & Demócratas –ese original nombre que replica en Chile a Demócratas & Republicanos no solo fue un invento de la elite, y de un grupo de viejos estandartes de la ex Concertación, sino que correspondió también a una estrategia muy bien diseñada e implementada por un sector acostumbrado a posicionar una agenda conservadora que termina por convertirse en una realidad, gracias a cierta prensa.

Sin embargo, una vez que fueron funcionales a la elite política, dejaron de ser relevantes. No solo ya no eran necesarios para la derecha, sino que además no fueron capaces de cambiar la historia, esa de los numerosos pequeños grupos que intentaron armar antes y que jamás lograron superar la etapa embrionaria –como Progresismo con Progreso, En Marcha o Fuerza Pública. Se dio así la paradoja de que quienes tuvieron un protagonismo tan relevante en el acuerdo –sospechosamente sobredimensionado se quedaron sin pan ni pedazo. No han podido recolectar las firmas para constituirse como partidos, por tanto, no competirán para las elecciones del 7 de mayo. Pero tampoco fueron incluidos en los cupos de la derecha. O sea, a los “negociadores” no los consideraron como expertos ni árbitros, y no tendrán ningún consejero constitucional.

Y, claro, Warnken, Walker y Rincón –antes de irse de vacaciones advirtieron que en marzo “anunciarían” a qué candidatos apoyarán. Algo completamente irrelevante en este contexto que describimos. Veremos si Amarillos & Demócratas logran salvarse del entierro o, bien, siguen el mismo camino de todos los movimientos creados antes por los mismos autores.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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