Más de dos mil personas perdieron la vida, aunque otras versiones apuntan que fueron el doble. En Valdivia el panorama era desolador. La gente gritaba por las calles. Muchas personas, ante la destrucción de las viviendas, tuvieron que dormir en las mismas aceras.
El delantero de la Universidad de Chile, Leonel Sánchez, intentaba una y otra vez permear con tiros de distancia el arco de San Luis. Era el domingo 22 de mayo de 1960, y en el Estadio Nacional se disputaba un intenso partido entre el mítico Ballet Azul de la Universidad de Chile y el conjunto amarillo de Quillota. Pasadas las 15 horas, se produjo un remezón que hizo mover la mole de cemento del coloso ubicado en Ñuñoa. El pánico se apoderó del público por algunos minutos. Ese día, además del primer movimiento telúrico producido por la naturaleza, “vendría un segundo, que era un gol más de San Luis de Quillota”, escribiría el histórico redactor Antonino Vera en la Revista Estadio. El partido terminaría tres a uno a favor de San Luis, pero el triunfo quillotano sobre uno de los mejores equipos de todos los tiempos, no era lo más importante.
Lo que se sintió en el Estadio Nacional era solo una pequeña muestra de lo que había ocurrido en la zona centro sur de Chile. Por ser la localidad más afectada, Valdivia fue catalogada como la ciudad ícono de este terremoto y posterior tsunami. Un día antes, el sábado 21, ya se había sentido un sismo a eso de las seis de la mañana, pero aquello era solo un preludio a lo que vendría horas más tarde.
El domingo 22, día del partido entre azules y quillotanos, el sismo se inició con un pequeño ruido subterráneo que fue escalando cada vez más hasta volverse insostenible. En rigor, se transformó en el mayor terremoto que conoce la historia moderna. Tuvo una magnitud de 9.5 en la escala de Richter. Científicos han calculado que la energía liberada en aquel momento fue 20 mil veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima, concluyendo la Segunda Guerra Mundial.
El mar se había recogido después de quince minutos de haber terminado el terremoto. Luego se produjo un tsunami con olas superiores a los diez metros, las que arrasaron con gran parte del país. Las ciudades más golpeadas fueron Concepción, Temuco, Puerto Saavedra, Valdivia, Osorno, Puerto Montt, y la isla de Chiloé.
Los daños de este violento terremoto y maremoto también se registraron incluso en las costas de Japón y Hawaii. La Agencia Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos declaró al terremoto como el primer tsunami global.
Más de dos mil personas perdieron la vida, aunque otras versiones apuntan que fueron el doble. En Valdivia el panorama era desolador. La gente gritaba por las calles. Muchas personas, ante la destrucción de las viviendas, tuvieron que dormir en las mismas aceras.
La magnitud fue tal, que se alteraron los cauces de los ríos y se hundieron grandes porciones de tierra provocando humedales, los cuales hasta hoy en día se pueden apreciar en Valdivia.
La ribereña ciudad quedó aislada hasta que recién el 24 de mayo –dos días después del terremoto– las autoridades de Santiago se enteraron de lo que había acontecido en el azotado territorio. Esto fue gracias a que integrantes de la Radio Camilo Henríquez de Valdivia reanudaron sus transmisiones en un improvisado estudio que lograron erigir con lo que tenían a mano, pues todo su equipo estaba bajo escombros. Así, lograron contactar con la capital e informar lo ocurrido.