Los envases inteligentes pueden presentar un sistema integrado al exterior del envasado, lo que permite dar respuesta y seguimiento al producto alimenticio.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 14% de los alimentos a nivel mundial se pierden entre la cosecha y la distribución, donde alrededor del 40% de la pérdida de alimentos ocurre durante la etapa de producción en los países en desarrollo, mientras que en los países desarrollados el 40% del desperdicio de alimentos se genera durante la etapa de distribución, mercadeo y consumo, por lo que la industria agroalimentaria se ve en la necesidad de adoptar diferentes estrategias, con el fin de solucionar este tipo de problemáticas. Sumado a esto, en el último tiempo la implementación de nuevas políticas relacionadas con estrategias para disminuir el impacto ambiental que presentan los materiales plásticos en el ambiente, generan grandes desafíos, donde estrategias como la trazabilidad se convierten en componentes obligatorios de operar en algunos países.
Frente a estas problemáticas, los denominados envases inteligentes contribuyen e impactan en la calidad, la seguridad y la sostenibilidad de los alimentos. Siendo, de esta forma, una solución para reducir pérdidas y desperdicios, aumentar la eficiencia, mejorar la vida útil de los productos alimenticios, permitir la trazabilidad y la interacción con el consumidor, entre otros beneficios. Pero ¿qué son los envases inteligentes? Son envases que poseen un sistema integrado caracterizado por funciones inteligentes, como detección, registro, rastreo y comunicación. Siendo sus principales objetivos extender la vida útil, aumentar la seguridad y la calidad, proporcionar información y alertar sobre posibles problemas.
Los envases inteligentes pueden presentar un sistema integrado al exterior del envasado, lo que permite dar respuesta y seguimiento al producto alimenticio. Por ejemplo, los envases que poseen un dispositivo de tiempo-temperatura, están orientados a alimentos que por sus características se deterioran al ser sometidos a temperaturas críticas, durante un periodo determinado, informando mediante un cambio de color si se ha cumplido con la respectiva cadena de frío, permitiendo de una forma económica y sencilla tener un alto control respecto a si se han mantenido las condiciones correctas de almacenamiento. Incluso el uso de un código QR (Quick Response) permite tener la trazabilidad completa del producto envasado e información de los procesos de desarrollo, permitiendo incluso hacer el seguimiento de envase una vez que es desechado, identificando el destino final, junto con tener información efectiva del impacto que genera el material una vez desechado, siendo clave al momento de tomar medidas para disminuir el impacto que presentan este tipo de desechos.
Junto con esto también se pueden encontrar sistemas integrados al interior del envase en contacto con el alimento envasado, tales como los indicadores de frescura que permiten monitorear y controlar la calidad del producto al interior del envasado. Esto es posible debido a que poseen un sistema capaz de detectar componentes al interior del envase que podrían no ser deseados o indicativos de la pérdida de calidad del producto envasado, lo que permite tomar decisiones y medidas preventivas para evitar el desperdicio.
Si bien es cierto en la actualidad son utilizados algunos de estos tipos de envases inteligentes, aún existen algunos que la industria no ha utilizado, debido quizás al desconocimiento de este tipo de tecnología, donde podrían eventualmente ser beneficiados los diferentes actores en la cadena, como: productores, empresas del área de alimentos, así como los clientes finales.