¿Debemos escuchar a niños, niñas y adolescentes?
Es entonces trascendental que la preocupación por los intereses de la niñez y adolescencia se convierta en una prioridad. Que no sea un tema que solo se vuelva importante en discursos o cuando ocurran graves casos de vulneración de derechos.
En la última Cuenta Pública, el Presidente destacó la importancia que tiene el que niños, niñas y adolescentes sean considerados y tomados en cuenta. A través de cartas y dibujos enviados permanentemente, han ejercido su derecho a la participación y han sido considerados y escuchados.
Llevamos 58 años trabajando incansablemente por los derechos de la niñez, y por ello propiciamos espacios de participación. Sabemos que es un derecho, pero, además, conocemos y somos testigos de los beneficios que esto genera en su desarrollo integral, bienestar y en su empoderamiento.
En este marco, hay diversos estudios que evidencian el impacto que tiene la promoción y el ejercicio de la participación en sus distintas dimensiones, como es el caso de la Evaluación del Bienestar Subjetivo de Niños, Niñas y Adolescentes realizada de forma inédita en nuestras residencias. Pudimos comprobar que los niños que presentaron mayores niveles de bienestar y los más altos niveles de afectos positivos fueron aquellos que se sentían escuchados(as) o tomados(as) en cuenta por parte de sus cuidadores(as). Incluso, esos niveles aumentaron cuando contaban con suficiente información acerca de las razones por las que debían estar en un programa de cuidado residencial.
En lo referido a participación, el 81,2% de los niños manifestó estar muy o totalmente de acuerdo con que las cuidadoras y los cuidadores los escuchan y toman en cuenta lo que dicen. Con relación a los profesores, el 74,1% de los encuestados manifestó que se sienten atendidos y considerados y el 83,6% señaló que los tratan de manera justa.
En este sentido, el bienestar y la participación están interconectados, pues reconocen que niños, niñas y adolescentes son conocedores de los aspectos relacionados con su propia vida y tienen la capacidad de expresar sus opiniones y participar de forma activa en las tomas de decisiones que los afectarán directamente, por eso demandan ser escuchados.
Pero, para hacerlo, es fundamental que reciban información adaptada a la etapa de su ciclo vital y sobre los temas que les interesan, pues la experiencia evidencia que, cuando se les brinda la oportunidad de conocer e influir en los temas que les conciernen, se promueve la autoestima, la confianza en sí mismos, el sentido de la responsabilidad y el compromiso cívico, elementos que son fundamentales para su bienestar y que les permiten adquirir habilidades y competencias necesarias para su desarrollo.
Por ello, en el Mes de la Participación Ciudadana queremos aprovechar las instancias abiertas para la participación de la ciudadanía en el diálogo sobre el anteproyecto de la nueva Constitución, y realizaremos diálogos autoconvocados con niños, niñas y adolescentes que participan en nuestros Programas, porque estamos convencidos de que sus opiniones podrán ser un aporte real en la conversación.
Es entonces trascendental que la preocupación por los intereses de la niñez y adolescencia se convierta en una prioridad. Que no sea un tema que solo se vuelva importante en discursos o cuando ocurran graves casos de vulneración de derechos. Es urgente considerar las opiniones de quienes se verán directamente afectados por las decisiones en el ámbito de las políticas públicas, por eso, esperamos que sus aportes, necesidades y propuestas sean tomados en cuenta por los constituyentes en la redacción final del texto de la nueva Constitución de la República.
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