El llamado edadismo en las empresas es perjudicial, tanto para el colaborador como para la organización. Es importante que las empresas trabajen con los talentos más que con cargos y reorganicen la asignación de tareas con relación a las fortalezas de cada trabajador.
La evolución de las organizaciones nos llevó a potenciar el perfil dinámico y flexible del profesional joven, construyendo estereotipos de productividad e innovación en relación con este tipo de perfil.
Pero ¿qué pasa con los profesionales que no están dentro de este estereotipo?
El edadismo es un prejuicio basado en la edad, donde se asume que las personas mayores no son capaces, competentes o valiosas en el ámbito laboral, que se manifiesta con especial intensidad en el entorno de la digitalización y, aunque está muy arraigado en nuestras sociedades, sigue siendo un fenómeno invisible. De hecho, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a escala mundial, una de cada dos personas discrimina a los mayores por su edad.
¿Qué pueden hacer las organizaciones para erradicar el edadismo?
¿Qué pueden lograr las organizaciones que evitan este tipo de discriminación?
En otras palabras, el llamado edadismo en las empresas es perjudicial, tanto para el colaborador como para la organización. Es importante que las empresas trabajen con los talentos más que con cargos y reorganicen la asignación de tareas con relación a las fortalezas de cada trabajador.
Adaptamos el cargo al talento o limitamos el talento al cargo. Ustedes deciden.