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Aún seguimos fuera de los equilibrios macroeconómicos Opinión

Aún seguimos fuera de los equilibrios macroeconómicos

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Víctor Salas Opazo
Por : Víctor Salas Opazo Observatorio de Políticas Pública en ES Universidad de Santiago de Chile
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Solo recién en junio se observan comportamientos en los precios, que caen, aunque lentamente, lo que apoya más claramente las tendencias hacia los equilibrios macroeconómicos del país.


Pareciera que nuestra economía está mejorando y por ello se dice que estamos bien, pero eso no es así, lamentablemente, los porfiados datos nos informan que la inflación cede, pero aún esta alta y que la economía retrocede, pero poco y, entonces, los desafíos son establecer los adecuados balances para quitarnos las restricciones de política económica que se han estado aplicando desde el Banco Central y Hacienda. 

En concreto, se observa que el Imacec sigue un camino contractivo, no profundo, pero de estancamiento (los últimos cuatro meses este índice acumula variaciones interanuales negativas por cuarto mes consecutivo, pasando de -0,27 en febrero a -2,01 en mayo). Situación que se ve confirmada por indicadores de la actividad productiva como el índice de producción industrial del INE, que presenta una alta declinación en mayo 2023 (-4,5% anualizada), asociada principalmente a la caída de la producción minera (-9,2%). La construcción también muestra declinación, en mayo 2023 cae la superficie autorizada de permisos de edificación en -30,1%, lo mismo ocurrió con el Índice de Actividad del Comercio, que cae en -5% y con mayor profundidad lo hace el Índice de Ventas  de Supermercados (-11,2%). Comportamiento productivo que nos podría llevar a un crecimiento cero del PIB a fin de año, en el mejor de los casos, mientras que el desempleo que estuvo fluctuando alrededor de 7,79% en 2022, saltó a 8,8% en los primeros meses de 2023 y permanece estable, alrededor de 8,5%, mostrando cierta renuencia a seguir de cerca la tendencia declinante de la actividad productiva. Sin embargo, se debe decir que el comportamiento observado de la producción es el que está permitiendo el ajuste más reciente de los precios (que cayeron en 0,2% en junio). Aunque se debe tener presente que el IPC sin volátiles está en 9,1% y sigue por sobre el  IPC general (7,6% a junio, anualizado). 

Situación que no es ideal (seguimos con fuertes desbalances macroeconómicos), pero hasta aquí se ha avanzado, principalmente por las políticas económicas aplicadas en el país. Desde julio 2021 el Banco Central, con sus aumentos de la Tasa de Política Monetaria (TPM), inicia la persecución de las alzas de precios desatadas en nuestra economía, que en julio 2021 suben en 4,5% anualizado y siguen aumentando hasta alcanzar un máximo de inflación de 14,2% en agosto 2022. El Banco Central primero aumenta, cautelosamente, la TPM de 0,50 a 0,75% en julio 2021, restringiendo la oferta monetaria, pero después impulsa fuertes contracciones de dinero subiendo la tasa de referencia hasta llegar, en noviembre 2022, a una alta tasa de 11,25%, nivel en que aún estamos. 

La política fiscal del nuevo Gobierno ha estado restringida, colaborando con la política monetaria restrictiva aplicada por el Banco Central para controlar la inflación, lo que básicamente ha consistido en respectar el compromiso fiscal de 2022 y aplicar el presupuesto del Sector Público para ese año, aprobado por el Parlamento en 2021, con una reducción de 22,5%. El nuevo Gobierno respetó la restricción de 2022 y tampoco ha realizado expansiones relevantes de gasto fiscal en 2023, a la espera de aumentar los ingresos corrientes, mediante la reforma tributaria, propuesta rechazada en el Parlamento en marzo pasado. Materia en la cual el Gobierno espera insistir próximamente, aunque existen bajas perspectivas de éxito, dado el momento político vigente. Además, el gasto fiscal se ve constreñido por la propia proyección del Gobierno de la regla de Balance Estructural hacia 2026 (que bajaría desde una meta de déficit estructural de 3,3% del PIB en 2023 a 0,6% del  PIB en 2026). 

Tanto el menor gasto fiscal ejecutado como la política monetaria restrictiva del Central han conseguido que se avance en la contención de la inflación en el país, pero aún estamos en el proceso de estabilizar precios y actividad productiva. 

Entonces, como han mejorado las expectativas de control de la inflación, eso impulsará al Banco Central a que comience el ajuste de la Tasa de Política Monetaria, lo que desde luego hará con su cautela habitual, bajando la TPM en 50 o 75 puntos base en su próxima reunión de julio, con lo que se abre, al mismo tiempo, un mayor margen de maniobra a la política fiscal. El Central habrá de tomar en cuenta las conductas internacionales, que insinúan nuevos aumentos de las tasas de referencia de los banqueros centrales de USA y Europa, las que podrían presionar a un mayor estancamiento económico a esas economías y a la economía mundial. 

En síntesis, solo recién en junio se observan comportamientos en los precios, que caen, aunque lentamente, lo que apoya más claramente las tendencias hacia los equilibrios macroeconómicos del país. La actividad productiva también cae, más fuertemente en mayo (-2,01%) que en abril (-1,1%) y se espera que ello también siga ocurriendo en el resto del año. Por lo que se estima que habrá, a lo más, un crecimiento cero del PIB a fin de año. Tendencias que confluyen también a controlar el  proceso inflacionario y estabilizar la economía.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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