La endometriosis afecta al 10% de las mujeres y niñas en edad reproductiva en el mundo. Se trata de una enfermedad crónica que genera intenso dolor y puede producir infertilidad. Actualmente solo se diagnostica cuando está bastante avanzada y es difícil revertir sus complicaciones, lo que destaca la necesidad urgente de evaluaciones precoces para identificar a pacientes en riesgo y evitar sus efectos secundarios.
Una de cada diez mujeres y niñas sufre de endometriosis en el mundo, patología que puede traer duros impactos para su salud. Es por eso que una de las misiones que tienen los países es invertir tanto en la detección de este tipo de enfermedades como también en la generación de conocimiento para dar soluciones específicas a los principales problemas sanitarios de la población.
En ese marco, resulta clave detenerse en las políticas públicas en favor de un sector que ha sido injustamente postergado en el ámbito de la investigación: las mujeres. Como resultado de la menor representación de ellas en este ámbito, hay menos tratamientos disponibles para enfermedades específicas que las afectan.
Además, debido a que las mujeres están subrepresentadas en los estudios clínicos, los tratamientos pueden ser menos efectivos, tener efectos secundarios no deseados o bien puede que no haya un manejo adecuado, ya que los trastornos simplemente han sido ignorados. En esta línea, existen patologías asociadas a la fertilidad o al embarazo que afectan a las mujeres como la endometriosis y los síndromes obstétricos que se desarrollan en el periodo de gestación. Por eso, deberían tener un especial foco de atención por parte del Estado.
La endometriosis afecta al 10% de las mujeres y niñas en edad reproductiva en el mundo. Se trata de una enfermedad crónica que genera intenso dolor y puede producir infertilidad. Actualmente solo se diagnostica cuando está bastante avanzada y es difícil revertir sus complicaciones, lo que destaca la necesidad urgente de evaluaciones precoces para identificar a pacientes en riesgo y evitar sus efectos secundarios. Por otro lado, los síndromes obstétricos, como hipertensión, diabetes gestacional o el parto prematuro -con prevalencia global de 10%-, no solo afectan la salud del que está por nacer y la embarazada, sino que tienen efectos a largo plazo aumentando el riesgo de enfermedades crónicas en el hijo y su madre. Así, esta relación entre embarazo patológico y enfermedades del adulto, establece un ciclo intergeneracional que puede determinar la salud y el bienestar de la población en el largo plazo.
Es urgente desarrollar políticas de financiamiento que permitan la identificación precoz y precisa de estas patologías y así establecer mecanismos de prevención que disminuyan sus complicaciones asociadas. Los ministerios de Salud y Ciencia, junto con la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, deben tomar medidas ante las brechas descritas, con el fin de re-equilibrar la investigación en salud femenina y generar líneas de acción prioritarias con recursos destinados a universidades y centros de excelencia para seguir generando conocimiento en estas áreas.
El mundo se ha puesto como meta la igualdad de género en salud y desarrollo sanitario, mediante la investigación y la implementación de políticas que presten la atención debida a las diferencias y sus factores determinantes.