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Peras con manzanas Opinión

Peras con manzanas

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Andrés Waissbluth
Por : Andrés Waissbluth Director Cine UDD
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El financiamiento que ha recibido la Red de Salas de Cine de Chile en este Gobierno es parte de la continuidad de una política pública fundamental para el desarrollo de una cultura audiovisual en nuestra sociedad.


La Red de Salas de Cine está bajo ataque, sin embargo, déjenme contarles una pequeña historia:

En junio de este año, Cine UDD anunció el estreno del primer largometraje documental producido por alumnos de egreso de la universidad: Nidal (anteriormente solo habíamos realizado ficciones).

Le precedía una trayectoria por encima de las expectativas. Debutó en el prestigioso Festival de Thessaloniki, al que se agregaron muchos más tanto internacionales como nacionales. Debido a su gran calidad visual, su temática contemporánea y su propuesta narrativa, que se podría catalogar al menos como arriesgada, se le sumaron varios premios y menciones. Es un documental donde no hay palabras, ni diálogos ni voz en off. Todo se cuenta a través de la imagen y del sonido, ambos de gran nivel. Estas características, precisamente su atractivo y las razones por las cuales muchos espectadores deberían verlo, son las causas por las cuales no fue programado en el circuito de salas comerciales. Es impensable, en estos días dominados por las grandes producciones, programar un documental sin diálogos en las principales salas comerciales del país.

Afortunadamente, cineastas y espectadores ávidos de productos de calidad tenemos un circuito alternativo para ver otro tipo de producciones. Las pequeñas salas de cine independiente están agrupadas en la “Red de Salas de Cine de Chile”. Esta es una asociación gremial que reúne a 17 espacios de exhibición, distribuidos desde Arica hasta Coyhaique, cuyo objetivo es ampliar y formar audiencias en todo el país. Es importante mencionar que esta coordinación es inédita y es un referente a nivel sudamericano. No solo eso, desde 2019, bajo el Gobierno de Sebastián Piñera, cuenta con financiamiento del Estado, y mucho antes, desde 2015, antes de la existencia de la red, algunas de las salas ya recibían aportes del Ministerio de las Culturas (Consejo, en ese momento), debido a que son fundamentales para la existencia de una diversidad de contenidos y que, sin algún tipo de ayuda, estas ya no existirían. Además, siempre han rendido satisfactoriamente los montos adjudicados y cumplido con sus proyectos.

Por tanto, el financiamiento que ha recibido la Red de Salas de Cine de Chile en este Gobierno es parte de la continuidad de una política pública fundamental para el desarrollo de una cultura audiovisual en nuestra sociedad. El querer mezclarse maliciosamente con el caso de Convenios no solo es mezclar peras con manzanas, desprestigia a los medios, partidos y personas que lo hacen; da cuenta del precario momento que vive nuestra democracia, donde con el afán de ganar pequeñas ventajas políticas, grupos de interés no dudan en poner en riesgo nuestra cultura y nuestro sistema político a través de la desinformación.

Espero que esta situación no afecte a la Red de Salas, que se revierta y se limpie su nombre; su existencia es fundamental para que películas como Nidal y todas las que hacemos en Cine UDD tengan la posibilidad de encontrar a su público, así como permitir que los espectadores puedan acceder a propuestas nacionales y extranjeras distintas a los pocos títulos que dominan las pantallas de cine comercial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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