Una externalidad positiva de todo esto es que se le pone una lápida al estigma asociado a la denuncia de estos OVNIS, así como a la política de cancelación institucionalizada del Pentágono hacia pilotos de las FFAA norteamericanas que son testigos presenciales de estas invasiones al espacio aéreo.
Por primera vez en más de 80 años que se tienen antecedentes de la existencia de naves presumiblemente extraterrestres, el miércoles 26 de julio del presente se efectuó una sesión ad hoc en el Congreso de EEUU en la cual información “oficial” pormenorizada sobre los OVNI se hizo pública. En dicha sesión presentaron testimonios tres conspicuos ex oficiales de las FFAA . Estos fueron acuciosamente interrogados bajo juramento por congresistas especialmente convocados para tal efecto. ¿Qué desencadenó este evento? Diría que dos factores: (i) irrupción reciente y (ii) hastío acumulado. Irrupción de crecientes y sistemáticas violaciones al espacio aéreo norteamericano por OVNI especialmente a partir del 2021, cuya frecuencia últimamente ha llegado a ser diaria en algunas instalaciones militares. Estas violaciones al espacio aéreo norteamericano han afectado particularmente a recintos militares y a ejercicios de entrenamiento combinados de la Marina y Fuerza Aérea, poniendo en riesgo la vida de pilotos, interfiriendo radares y comunicaciones terrestres y aéreas, e inhabilitando los sistemas de operación de armamento nuclear. Lejos de sentirse apoyados por el Pentágono, los pilotos de la Marina y Fuerza Aérea crecientemente expuestos a los OVNI no reciben instrucciones claras de cómo actuar ante ellos. Menos aún después de que se filtraron dos incidentes en Rusia . El primero : un avión de guerra Ruso intentó interceptar una de estas naves y la atacó. El avión Ruso fue instantáneamente derribado y quedó reducido a cenizas carbonizadas. El OVNI huyó, ileso. En virtud de lo cual la fuerza aérea Rusa dio orden de no interceptar más estas naves. El otro incidente fue aún más preocupante. Un OVNI intervino el sistema de misiles intercontinentales nucleares Rusos, activándolo por unos segundos. Después se fue y dicho sistema volvió a su status inicial (desactivado).
El hastío acumulado por pilotos de la Marina, Fuerza Aérea, y por parte de varios senadores responde al excesivo secretismo y negacionismo del Pentágono, su hostigamiento y cancelación hacia pilotos de la Marina y Fuerza Aérea (si denuncian, deben ir al sicólogo y arriesgan perder sus trabajos), terminaron por colmar la paciencia de pilotos y senadores, algunos de los cuáles incluso habían sido recientemente impedidos de interactuar con pilotos testigos presenciales de OVNI en bases militares. Ello, aunado a que el Pentágono – amparado en el paraguas de la “seguridad nacional” – se ha ido transformando de facto en un especie de cuarto poder del Estado, quedó de manifiesto en la sesión de testimonios presentados bajo juramento en el Congreso de los Estados Unidos, los cuales han dado vuelta por el mundo. La veracidad de tales testimonios se sustenta no sólo en las características personales de quienes los emitieron, sino también en que es sabido que el perjurio en una declaración jurada ante el Congreso norteamericano es un delito sancionado con cárcel.
¿Qué características de estas naves se han logrado determinar? Varias . En base a lo ocurrido en los ejercicios navales de entrenamiento militar del USS Nimitz el 14 de Nov. 2004, se puede estimar que pueden alcanzar una velocidad de al menos 60 veces la velocidad del sonido = 20 kilómetros por segundo (demoraría 5 horas de la tierra a la luna: nosotros nos demoramos 3 días). Estas naves no son impulsadas por motores a propulsión (no emiten ruido, no emiten gases ni nada visible mientras vuelan) . También pueden volar a velocidades sumamente bajas (imposibles para aviones terrestres) y detenerse suspendidas a cualquier altura (sin aparente límite de tiempo), desafiando la ley de gravedad. Poseen capacidad de aceleración instantánea. Pueden girar horizontal y verticalmente en forma instantánea a velocidades hipersónicas en cualquier dirección, y detenerse abruptamente. Desaparecen transitoriamente a la vista del ojo humano. Pueden sumergirse en el mar, navegar en forma submarina a gran velocidad (cientos de nudos) y emerger al espacio aéreo. Formas: triangulares/piramidales. Tamaños diferentes ( la más grande registrada tendría dimensiones similares a una cancha de fútbol). Si esto no es tecnología extraterrestre, ¿qué es? Nuestra actual tecnología de aviación está a años luz de algo de esta naturaleza. Como señalaron los expertos, no hay cómo evitar que estas naves invadan el espacio aéreo. Sólo cabe intentar comunicarse con ellas. Hasta ahora sus intenciones parecen ser pacíficas, fundamentalmente de reconocimiento e indagación de instalaciones y capacidades militares terrestres. Acostumbran a sobrevolar zonas en el mundo en conflictos armados , y “supervisar” plantas nucleares y armamento nuclear en distintas partes del planeta. Demuestran capacidad para inutilizar sistemas informáticos vinculados a todo tipo de armas nucleares.
Pero las revelaciones en dicha audiencia de testimonios en el Capitolio fueron mucho más allá. En efecto, se señaló que el Pentágono contaba con restos de OVNI (algunos en bastante buen estado) que habían chocado en la tierra. ¡Y que también contaban con restos de cuerpos alienígenas! Adicionalmente, se estableció que el Pentágono ha utilizado tales restos de OVNIS para implementar programas de investigación de “ingeniería inversa” (proceso que intenta identificar las propiedades de un objeto físico mediante la realización de un análisis exhaustivo de su estructura, funciones y operaciones, para fines de su eventual clonación). Esto último prendió las alarmas y una manifiesta molestia hacia el Pentágono en senadores presentes en dicha sesión especial del Capitolio. ¿Por qué? El Pentágono nunca ha informado al Congreso de la existencia de tales programas de ingeniería inversa. Un programa de tal naturaleza involucra contratos con compañías privadas aeroespaciales y tales programas externalizados no están autorizados en los Presupuestos aprobados por el Congreso , y éste desconoce su costo. Por lo que tiene que haber habido desvió de recursos públicos por parte del Pentágono, lo cual también fue establecido en la referida audiencia en el Capitolio. A su vez, el Congreso desconoce la naturaleza de los contratos establecidos por el Pentágono con compañías privadas aeroespaciales para esos programas de ingeniería inversa (no se descarta corrupción encubierta, toda vez que las compañías aeroespaciales presumiblemente involucradas serían las mismas que mantienen contratos permanentes con la NASA para sus propios fines). Esto generó legítimas dudas en los congresistas acerca de si es el gobierno norteamericano o son estas compañías privadas las que son dueñas de estos restos de naves extraterrestres y /o de la investigación asociada a éstas. Ello es una fuente de preocupación adicional para el Congreso en el ámbito de la seguridad nacional de EEUU. Por otra parte, lo más probable es que dicha ingeniería inversa haya fracasado sistemáticamente a través del tiempo (también en otros países que lo hayan intentado) por razones obvias: los materiales con que tales naves están construidas no existen en nuestro planeta y tampoco la tecnología correspondiente para fabricarlas. Y nadie sabe dónde está la fábrica de tales naves. Dicho presumible fracaso – más que la “seguridad nacional” – puede haber estado detrás del excesivo secretismo del Pentágono y , en particular, de su obstinada negación de la existencia de naves extraterrestres incautadas. ¿Desvío y despilfarro de recursos públicos por parte del Pentágono por contratos de ingeniería inversa con compañías privadas aeroespaciales cuyos resultados han fracasado sistemáticamente y que el Pentágono no quiere reconocer? Esto último tiene particularmente indignado al Congreso norteamericano.
La molestia del Congreso hacia el Pentágono manifestada en esta sesión especial parece justificada: ocultamiento sistemático y tergiversación deliberada de información al Congreso respecto a los OVNI; desvío de recursos públicos para programas de ingeniería inversa no autorizados en el Presupuesto y presumiblemente fracasados; externalización de contratos con compañías privadas aeroespaciales cuyos términos se desconocen y pueden poner en peligro la seguridad nacional de EEUU. De facto, el Pentágono ha actuado durante décadas como una especie de cuarto poder del Estado. Otra faceta revelada en esta histórica sesión en el Capitolio.
Quedaron algunas preguntas sin respuesta en esta sesión del Congreso (lugares en que se encuentran guardados naves y restos biológicos extraterrestres, nombres de las compañías aeroespaciales privadas que mantienen contratos con el Pentágono para programas de ingeniería inversa, detalle de accidentes ocurridos en la implementación de tales programas, agresiones físicas y posibles asesinatos por revelaciones no autorizadas vinculadas a los OVNI; entre otras). Las respuestas están a la espera de que el Congreso sea “autorizado” para efectuar una sesión secreta, restringida y cerrada (sin celulares ni ningún aparato electrónico) en un lugar ad hoc, con uno de los que rindieron testimonio (David Grusch) y – posiblemente – otros sugeridos por éste. La primera solicitud del Congreso ya fue denegada. Emerge aquí una potencial fuente de conflicto entre el poder legislativo y el poder ejecutivo de los EEUU.
Una externalidad positiva de todo esto es que se le pone una lápida al estigma asociado a la denuncia de estos OVNIS, así como a la política de cancelación institucionalizada del Pentágono hacia pilotos de las FFAA norteamericanas que son testigos presenciales de estas invasiones al espacio aéreo. Es más, el Congreso está confeccionando una Ley que obligará a tales pilotos a denunciar todo evento de esta naturaleza a sus superiores y éstos a reportar tales denuncias a una instancia centralizada que se crea para tal efecto, independiente del Pentágono. Lo mismo será válido para la aviación comercial, la cual se encuentra en el limbo en esta materia. No sólo la seguridad militar de EEUU y del resto del mundo está potencialmente afectada por tales naves; también la seguridad de los pilotos y pasajeros de la aviación civil.