En la ciudad de Santiago de Chile, como en tantas otras metrópolis globales, el reto de crear un hábitat urbano equilibrado y sostenible es una preocupación constante. A pesar de las múltiples estrategias implementadas hasta la fecha, la densificación habitacional sigue siendo un desafío. Ahí es donde el concepto de urbanismo basado en el lote (Plot-based Urbanism) podría marcar una significativa diferencia. Este enfoque se centra en la utilización de parcelas individuales o lotes como las unidades fundamentales para el desarrollo urbano. Reconoce que los lotes presentes en la ciudad -construidos o vacíos- son un recurso valioso para la densificación equilibrada y sostenible y para la regeneración urbana, pudiendo ser una respuesta al creciente descontento con los proyectos de construcción a gran escala como los llamados “guetos verticales” que a menudo alteran drásticamente el carácter de los barrios y desplazan a las comunidades existentes y no dan cabida a los espacios públicos y áreas verdes. Por el contrario, el urbanismo basado en el lote promueve desarrollos inmobiliarios más pequeños en zonas céntricas o pericentéricas que se integran de manera orgánica en el tejido urbano existente. Una de las principales ventajas de este enfoque es que permite una regeneración urbana con mayor diversidad y flexibilidad en el desarrollo de la ciudad. Es más sostenible al reducir la necesidad de desplazamientos largos, disminuye las emisiones de gases contaminantes y mejora la calidad de vida de los habitantes, además de aprovechar infraestructuras y equipamientos existentes en las ciudades. En lugar de un único gran proyecto que dicta el uso y la forma de un área completa, los lotes individuales pueden desarrollarse de manera orgánica de acuerdo con las necesidades y posibilidades de cada sector y comunidad. Esto significa que un lote podría ser desarrollado como vivienda, otro como espacio comercial, y otro más como un espacio verde o recreativo. Esta diversidad no solo hace que los barrios sean más atractivos y vibrantes, sino que también puede aumentar la resiliencia de la ciudad frente a los cambios económicos, sociales y ambientales con un crecimiento más equitativo y respetuoso con el tejido social y urbano existente. El concebir pequeños proyectos inmobiliarios que se llevan a cabo en cada lote pueden ser más accesibles para pequeños desarrolladores locales, cooperativas, comités de vivienda, incluyendo a los propietarios de lotes, en lugar de ser dominados por grandes empresas de construcción. Esto puede ayudar a democratizar el desarrollo urbano y a permitir que más personas participen y se beneficien del crecimiento de la ciudad. Estos múltiples y pequeños desarrollos inmobiliarios también pueden ser más rápidos y flexibles para responder a las necesidades cambiantes de la ciudad. Un gran proyecto de construcción puede tardar años en completarse y puede quedar obsoleto incluso antes de su finalización. Por el contrario, los pequeños proyectos pueden adaptarse y evolucionar a medida que cambian las necesidades y preferencias de la comunidad pudiendo fomentar la diversidad habitacional. Hoy desde la política pública existe algunos mecanismos y programas que pueden favorecer este tipo de proyectos como lo es el programa de “micro radicación”. Por supuesto, este tipo de urbanismo requiere una cuidadosa regulación y planificación, así como incentivos para motivar a desarrolladores y propietarios a densificar sus lotes. El desafío del crecimiento urbano en Santiago no se resolverá de la noche a la mañana. Pero es vital que empecemos a adoptar estrategias más equilibradas y sostenibles. El urbanismo basado en el lote nos ofrece una ruta prometedora hacia ese futuro, una que merece nuestra seria consideración.
En la ciudad de Santiago de Chile, como en tantas otras metrópolis globales, el reto de crear un hábitat urbano equilibrado y sostenible es una preocupación constante. A pesar de las múltiples estrategias implementadas hasta la fecha, la densificación habitacional sigue siendo un desafío. Ahí es donde el concepto de urbanismo basado en el lote (Plot-based Urbanism) podría marcar una significativa diferencia.
Este enfoque se centra en la utilización de parcelas individuales o lotes como las unidades fundamentales para el desarrollo urbano. Reconoce que los lotes presentes en la ciudad -construidos o vacíos- son un recurso valioso para la densificación equilibrada y sostenible y para la regeneración urbana, pudiendo ser una respuesta al creciente descontento con los proyectos de construcción a gran escala como los llamados “guetos verticales” que a menudo alteran drásticamente el carácter de los barrios y desplazan a las comunidades existentes y no dan cabida a los espacios públicos y áreas verdes. Por el contrario, el urbanismo basado en el lote promueve desarrollos inmobiliarios más pequeños en zonas céntricas o pericentéricas que se integran de manera orgánica en el tejido urbano existente.
Una de las principales ventajas de este enfoque es que permite una regeneración urbana con mayor diversidad y flexibilidad en el desarrollo de la ciudad. Es más sostenible al reducir la necesidad de desplazamientos largos, disminuye las emisiones de gases contaminantes y mejora la calidad de vida de los habitantes, además de aprovechar infraestructuras y equipamientos existentes en las ciudades.
En lugar de un único gran proyecto que dicta el uso y la forma de un área completa, los lotes individuales pueden desarrollarse de manera orgánica de acuerdo con las necesidades y posibilidades de cada sector y comunidad. Esto significa que un lote podría ser desarrollado como vivienda, otro como espacio comercial, y otro más como un espacio verde o recreativo. Esta diversidad no solo hace que los barrios sean más atractivos y vibrantes, sino que también puede aumentar la resiliencia de la ciudad frente a los cambios económicos, sociales y ambientales con un crecimiento más equitativo y respetuoso con el tejido social y urbano existente.
El concebir pequeños proyectos inmobiliarios que se llevan a cabo en cada lote pueden ser más accesibles para pequeños desarrolladores locales, cooperativas, comités de vivienda, incluyendo a los propietarios de lotes, en lugar de ser dominados por grandes empresas de construcción. Esto puede ayudar a democratizar el desarrollo urbano y a permitir que más personas participen y se beneficien del crecimiento de la ciudad.
Estos múltiples y pequeños desarrollos inmobiliarios también pueden ser más rápidos y flexibles para responder a las necesidades cambiantes de la ciudad. Un gran proyecto de construcción puede tardar años en completarse y puede quedar obsoleto incluso antes de su finalización. Por el contrario, los pequeños proyectos pueden adaptarse y evolucionar a medida que cambian las necesidades y preferencias de la comunidad pudiendo fomentar la diversidad habitacional.
Hoy desde la política pública existe algunos mecanismos y programas que pueden favorecer este tipo de proyectos como lo es el programa de “micro radicación”. Por supuesto, este tipo de urbanismo requiere una cuidadosa regulación y planificación, así como incentivos para motivar a desarrolladores y propietarios a densificar sus lotes.
El desafío del crecimiento urbano en Santiago no se resolverá de la noche a la mañana. Pero es vital que empecemos a adoptar estrategias más equilibradas y sostenibles. El urbanismo basado en el lote nos ofrece una ruta prometedora hacia ese futuro, una que merece nuestra seria consideración.