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Campamentos, zonas de riesgo y planificación Opinión

Campamentos, zonas de riesgo y planificación

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Pía Palacios
Por : Pía Palacios Directora Centro de Estudios TECHO Chil
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Recientemente, en un estudio realizado por el Centro de Estudios de TECHO Chile, pudimos corroborar lo que nos preocupaba: los campamentos, al estar localizados en el suelo remanente de las ciudades, están altamente expuestos a distintos tipos de amenazas naturales. Es así como un 91,3% de los 1.290 campamentos en el país se encuentran expuestos a algún tipo de amenaza, en los que habitan 102.530 hogares, y el 64,7% de ellos se encuentra expuesto a dos o más. A pesar de ello, solo un 37,9% de la totalidad de campamentos considera que vive en una zona de riesgo.


Hace un par de semanas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó que la época del calentamiento global finalizó para dar paso a la era de la “ebullición global”. Ya hemos sido testigos del alza de frecuencia de los desastres socionaturales, los que son cada vez más intensos y que han afectado a nivel global. En Chile esto no es distinto. Hemos presenciado recientemente grandes incendios forestales, inundaciones, aluviones, lluvias intensas y sequía.

En el caso de los campamentos esta situación es crítica. La localización de estos asentamientos se encuentra, en muchos casos, en suelo sin norma urbana y al margen de toda planificación, como las laderas de cerros, riberas de ríos, la zona de interfase urbano-rural, entre otros. Esto hace que estas comunidades se encuentren altamente expuestas a distintas amenazas naturales y antrópicas. Además de la alta vulnerabilidad en sus condiciones de habitabilidad (materialidad y servicios básicos), en las redes sociales y el resguardo institucional.

Recientemente, en un estudio realizado por el Centro de Estudios de TECHO Chile, pudimos corroborar lo que nos preocupaba: los campamentos, al estar localizados en el suelo remanente de las ciudades, están altamente expuestos a distintos tipos de amenazas naturales. Es así como un 91,3% de los 1.290 campamentos en el país se encuentran expuestos a algún tipo de amenaza, en los que habitan 102.530 hogares, y el 64,7% de ellos se encuentra expuesto a dos o más. A pesar de ello, solo un 37,9% de la totalidad de campamentos considera que vive en una zona de riesgo.

Aquellas amenazas que más comúnmente afectan el territorio nacional, corresponden a incendios forestales, sequía, remociones en masa e inundaciones. Y en un contexto climático como el actual, los eventos hidrometeorológicos (justamente los previamente nombrados) serán cada vez más extremos y comunes, con lo que se afectará a toda la población mundial, pero con más fuerza a aquellos que son más vulnerables.

En este sentido es imperante avanzar en dos líneas de acción. Por un lado, poder enfocar esfuerzos en la prevención, mitigación y preparación del riesgo, potenciando la organización comunitaria –que ya existe– de los habitantes del territorio. En donde conocer y comprender el territorio en el cual se habita es parte fundamental para tomar las medidas preventivas adecuadas en función de las características geográficas y las condiciones de habitabilidad.

Finalmente, avanzar en la planificación del riesgo implica necesariamente apuntar hacia la vivienda adecuada, con suficiencia de materialidad y acceso a servicios básicos, pero también resguardando la localización, para así no exponer a la población del país y, en específico, a las comunidades más vulnerables. Se necesita considerar el conocimiento del riesgo en los distintos Instrumentos de Planificación Territorial (IPT), plasmando las amenazas ante las que está expuesto el territorio para progresar hacia ciudades más equitativas, planificadas y resilientes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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