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El excomandante en Jefe del Ejército Opinión

El excomandante en Jefe del Ejército

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Juan Legal
Por : Juan Legal El nombre de este perfil corresponde a un seudónimo para proteger la identidad de su autor/a
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Bienvenido, general Martínez, a la civilidad, a la democracia y a reiniciar la noble tradición profesional y no deliberante de muchos militares ilustres de la historia de Chile.


El excomandante en Jefe del Ejército, general (r) Rodríguez Menanteau, acaba de lanzar un libro cuyo título es Un Ejército de todos, en el que se refiere explícitamente a los detenidos desaparecidos y a las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el gobierno militar, a las que calificó como la más seria transgresión del “ethos militar” ayer, hoy y siempre.

Cuestionó también el no haber asumido la responsabilidad del mando por quienes debían haberlo hecho y, en el caso de los subordinados, calificó la dictación y/o el cumplimiento de órdenes ilegales como una “falta al honor militar.”

Estas afirmaciones han causado la indignación de algunos exmilitares, que son precisamente los que se rigen por el pacto de silencio asumido desde Pinochet. Tanto es así que, en el acto del lanzamiento del libro del general, un militar en retiro, condenado en primera instancia como cómplice de 15 homicidios en el caso de la Caravana de la Muerte, le gritó traidor. La respuesta del general (r) Martínez no se hizo esperar. “No les tengo miedo porque soy un general republicano”. 

El contenido de este libro viene a ratificar el documento elaborado por él cuando era comandante en Jefe del Ejército, documento que ofreció para la discusión del cuerpo de generales de 2018, y que contiene la primera y única autocrítica conocida proveniente del Ejército sobre las sistemáticas violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. 

Cuando el general Martínez dejó de ser comandante en Jefe, ese documento fue bajado de la página de internet del Ejército y nadie sabe qué pasó con él. Lo más cercano a un comentario fueron las palabras de un almirante (r), que calificó esas reflexiones como una opinión individual del excomandante en Jefe y no una posición institucional del Ejército ni de las otras Fuerzas Armadas.

La posición del general Martínez es solitaria y muy cuestionada por algunos dentro de las FF.AA., como lo fue la actitud de los generales y almirantes constitucionalistas antes del golpe de Estado, y como sibilinamente lo fue la doctrina Schneider. Y es que desde el comienzo de nuestra historia como país independiente esta tensión entre deliberación y apoliticismo de las FF.AA .ha estado siempre presente. 

Esta tensión es a la vez un imán irresistible para la parte oscura de la Luna, que es donde suele anidarse el militarismo, el resentimiento y los complejos típicos de los violentos y de los partidarios de la dictadura.

Esa idealización casi fetichista de la FF.AA., el intento de apropiación de la historia patria, que omite las luchas sociales del pueblo de Chile, el desdén por su vocación libertaria y democrática como elemento distintivo de nuestro país, son rezagos aún peligrosos que deben ser observados porque son potencialmente muy dañinos para nuestra sociedad.

A esta violencia rumiada entre mandíbulas apretadas por el reconocimiento a las violaciones a los derechos humanos es a lo que se enfrenta el general Martínez.

Debe ser difícil para él relacionarse con la “omerta”, con esa mafia de exmilitares, llenos de odio, a pesar de ser los victimarios y los verdaderos traidores y cobardes.

Bienvenido, general Martínez, a la civilidad, a la democracia y a reiniciar la noble tradición profesional y no deliberante de muchos militares ilustres de la historia de Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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