La academia y las instituciones educacionales deben proveer los conocimientos necesarios a la sociedad para que puedan actuar de manera adecuada.
Estamos en un escenario cambiante, incierto y contradictorio, donde acontecen frecuentemente eventos históricos de precipitaciones, de inundaciones, de sequías, de marejadas, de incendios, entre otros eventos que se han tornado catastróficos.
El cambio climático que estamos viviendo es un desafío para toda la sociedad y los diferentes actores deben asumir el rol que le corresponde. Como país nos toca adaptarnos y aprender a vivir con él. Nosotros como académicos e investigadores debemos concientizar y enseñar a nuestros estudiantes los aspectos que involucra esta problemática ambiental y sus consecuencias.
Por otro lado, también tenemos la obligación de desarrollar instrumentos o herramientas que nos permitan enfrentar los efectos adversos que se han manifestado y que se podrían manifestar en el futuro.
La academia y las instituciones educacionales deben proveer los conocimientos necesarios a la sociedad para que puedan actuar de manera adecuada. En este sentido, la incorporación de estas temáticas en los contenidos de la educación escolar y dentro de las mallas curriculares podría ser una de las opciones a considerar. La falta de profesionales idóneos en la clase dirigente del país es evidente y la academia tiene una cierta responsabilidad frente a esto. Nos caracterizamos por ser un país reactivo y debido a esto hemos tenido grandes pérdidas de vidas humanas, económicas, materiales y un deterioro paulatino de la calidad de vida. Así mismo, hemos degradado los ecosistemas perdiendo sus servicios ecosistémicos y la protección que estos nos brindan frente a los desastres naturales que han sido gatillados por el cambio climático.
Como Departamento de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente hemos ido evolucionando para tratar de ponernos a la altura de este desafío y de las necesidades del país. En el año 2022 en la UTEM se creó el Programa de Gestión del Riesgo y Adaptación al Cambio Climático, que tiene como objetivo generar un espacio que permita un fuerte compromiso en el quehacer académico, y una vinculación con organismos nacionales e internacionales en proyectos o actividades de mutuo beneficio con actores públicos, privados y sociales. Cuyo objetivo final es la retroalimentación a la docencia.
Por otro lado, este año 2023 se imparte la primera versión del Magíster en Gestión de Riesgos de Desastres y Cambio Climático. Este busca formar profesionales que sean capaces de administrar, gestionar, diseñar e implementar planes que permitan desarrollar estrategias pertinentes y coherentes con la realidad de los riesgos y las emergencias que puedan ocasionar un desastre gatillado por el cambio climático. Además, abarca aspectos como, realidad local, gobernanza, inversión para la reducción del riesgo, resiliencia, respuesta y recuperación.
Este es el camino que se debe seguir y asumimos la responsabilidad que tenemos con la sociedad. Por eso, hemos orientado nuestro quehacer hacia las necesidades que demanda el país para contribuir con el desarrollo sustentable y mejorar las condiciones de vida, sobre todo de aquellos lugares más expuestos a los efectos del cambio climático.