En la actualidad se sabe que los lectores de libros físicos se vuelven mejores lectores de pantallas. Aunque los dispositivos digitales ofrecen muchas oportunidades para leer, pueden no ser herramientas ideales para entrenar y mejorar las habilidades lectoras.
Estamos en una era digital, donde la información se crea y transmite a pasos impresionantes. El uso masivo de las computadoras, dispositivos electrónicos y su integración al Internet han dado paso en la actualidad a una nueva y revolucionaria forma de lectura que empieza a tener un impacto muy importante en el desarrollo del saber: la lectura electrónica, conocida también como e-reading, ciber-lectura o lectura digital.
De esta manera, la práctica de la lectura tradicional del texto impreso que se había mantenido casi inalterable desde hace poco más de 450 años, desde la invención de la imprenta a mediados del siglo XV hasta nuestros días, empieza a cambiar con los textos electrónicos leídos en las pantallas de las computadoras y celulares. Esto ha significado nuevas formas de leer en estos nuevos medios digitales, con lo que seguramente se estará creando una nueva forma de lectura, ¿mejor, peor, igual? Esto es algo que poco a poco se comienza a visualizar, pero lo que sí sabemos es que está generando un debate muy importante en el contexto internacional en torno a sus potenciales ventajas, limitaciones y perjuicios.
Ante la pregunta antes mencionada, más de cien académicos europeos participaron durante cuatro años en el proyecto de la Unión Europea E-READ (Evolución de la Lectura en la Era de la Digitalización, por sus siglas en inglés), que pretendía responder a esta cuestión. Este grupo quería averiguar si la lectura en pantalla podía afectar al proceso de cognición, comprensión y retención. Los diferentes paneles mostraron que la lectura en papel facilita la concentración y también la adherencia cognitiva a largo plazo. La pantalla en cambio, favorece la lectura de barrido, más fragmentaria y superficial, y está sometida a múltiples estímulos simultáneos que afectan a la concentración. Algo que es importante destacar y poner atención es que los lectores de texto en pantalla se sienten más seguros de lo que leen y creen entender más de lo que realmente entienden. Según expertos(as) del proyecto E-READ, “aumenta nuestra susceptibilidad a las noticias falsas y hace que los sesgos y los prejuicios se amplifiquen por el exceso de confianza en nuestras habilidades de lectura digital”. La lectura al ser más superficial da la sensación de que se comprendió el mensaje y se obvian los detalles que hacen que la información sea más precisa.
En la actualidad se sabe que los lectores de libros físicos se vuelven mejores lectores de pantallas. Aunque los dispositivos digitales ofrecen muchas oportunidades para leer, pueden no ser herramientas ideales para entrenar y mejorar las habilidades lectoras, sobre todo en los primeros años, cuando pasan de aprender a leer a convertirse en lectores más expertos.
Por lo tanto, no da lo mismo el formato en el aprendemos a leer y, con lo que sabemos hasta ahora, debemos privilegiar la lectura en papel para potenciar la lectura en digital. Aunque las habilidades digitales son esenciales, la lectura en medios impresos sigue teniendo características únicas que no debemos olvidar.