El último traspié, tan frecuente en las autoridades ministeriales, fue impedir que se informara sobre los resultados del PAES, que mide los logros en el aprendizaje entre los estudiantes y los planteles de enseñanza.
El progreso de Chile hasta 2006 fue permanente hasta la crisis asiática, que provocó la recesión de 1999, y solo una lenta recuperación en 2003, hasta 2004-2006, en que el PIB se incrementó en un promedio anual del 5,2%. En los segundos Gobiernos de Bachelet (2014 a 2018) y Piñera (2018 a 2022) se detuvo dicho crecimiento hasta la actualidad.
Sin embargo, ya en esa época algunos especialistas temieron que el país cayera en la “trampa de los ingresos medios”, que ocurre cuando después de años de crecimiento sobreviene una crisis de la cual no se logra recuperar el progreso, a diferencia de otras sociedades que logran superar esta fase, corrigiendo los atrasos que no lograron superar en el período anterior. Cuando un país crece aceleradamente, como Chile hasta el Gobierno de Lagos, el progreso no es parejo entre los sectores sociales, las actividades productivas y regiones del país. Las naciones que superan “la trampa” han sido aquellas que han corregido estos atrasos mediante políticas innovadoras. Como lo comprueba esta columna, Chile no ha logrado superar sus escollos.
En el segundo Gobierno de Michelle Bachelet habría comenzado este fenómeno que está todavía presente en 2023. Varios son los factores que explican la detención del crecimiento: las exportaciones dejaron de crecer, efectos negativos de crisis internacionales, modernización del Estado pendiente de realización, inestabilidad política, regulaciones imperfectas de los mercados, permisos estatales burocratizados para nuevas inversiones, reforma tributaria ineficaz, regionalización tardía y la pandemia, son algunos de los factores no superados y aún pendientes.
Otro de los elementos que no ha tenido una ejecución eficaz es la educación, en que se mantienen temas pendientes de reforma:
-La tendencia de las universidades a aspirar a ser “completas”, en el sentido de entregar todas las especialidades, ha impedido en muchos casos tener alta calidad en espacios más restringidos. Esa realidad ha impedido una eficaz regionalización de la investigación y la enseñanza.
-La actual existencia de instituciones estatales, públicas y privadas hace compleja la realización de las políticas comunes consensuadas.
-No se ha podido establecer normativas únicas y claras para su apertura y cierre de las instituciones.
-El desarrollo de las áreas de Ciencias y Tecnología es insuficiente porque las responsabilidades están repartidas entre los ministerios de Economía y Educación.
-Es escasa la integración de la educación superior con las empresas privadas.
-Está pendiente la situación de las becas a estudiantes, tanto el CAE como otras iniciativas.
-La proliferación de sedes de cada entidad ha terminado con casos de ineficiencias.
-No se han logrado mecanismos eficientes para los temas de acreditación y tarifas.
Como puede observarse, los temas pendientes para mejorar la educación del país son múltiples y complejos, si se quiere avanzar en las metas de contribuir al crecimiento y una mayor equidad.
El último traspié, tan frecuente en las autoridades ministeriales, fue impedir que se informara sobre los resultados del PAES, que mide los logros en el aprendizaje entre los estudiantes y los planteles de enseñanza. La evidencia empírica ha mostrado que la información es uno de los elementos fundamentales en el progreso. Ellos están preocupados de lograr una mayor igualdad, aunque sea hacia abajo.