La pregunta es: Bice y Security fusionados, ¿fomentarán o debilitarán la competencia?
Recientemente se ha anunciado que Bicecorp pretende comprar el Grupo Security. La operación –de concretarse– dejaría un holding financiero con participación en la banca, seguros, banca de inversión, corredora y factoring, con un valor estimado de US$ 3.130 millones, activos por US$ 37.000 millones y más de 2,4 millones de clientes.
Esta transacción, desde el punto de vista del management, es probablemente muy conveniente y agrega valor a los accionistas, toda vez que se unen fuerzas, se generan sinergias y se crea un actor con mayor peso en más de un mercado. Pero ¿es conveniente para la sociedad en su conjunto? La respuesta debe apuntar a evaluar eventuales riesgos que esta operación de concentración horizontal pudiere significar para la libre competencia.
La pregunta es: Bice y Security fusionados, ¿fomentarán o debilitarán la competencia? Le anticipo que no será extraño leer, en los próximos días, que los incumbentes defenderán la fusión argumentando que se generarán eficiencias a través del aprovechamiento de sinergias y ahorros de costos, las cuales serán traspasadas y redundarán en beneficios para los consumidores. También, no sería extraño leer que la entidad resultante quedará mejor capacitada para rivalizar con los competidores más grandes. O incluso, abusando de la ingenuidad del lector, se argumentará que se trata de dos instituciones relativamente pequeñas y que, en consecuencia, la fusión sería neutral o tendría un impacto poco significativo en la competencia, porque la continuidad de la rivalidad entre los competidores está asegurada por una suficiente presión competitiva remanente.
Es común leer argumentos de este tipo cuando hay una fusión. Creerlos es un acto de fe. ¿Piensa usted que la última fusión bancaria Itaú-Corpbanca fortaleció la competencia? O, vámonos más atrás, ¿se fortaleció o empeoró la competencia con los casos Lan Chile y Ladeco, VTR y Metrópolis-Intercom, Paris y Cencosud, Banco Santander y Banco Santiago, Banco de Chile y Banco de A. Edwards?
Por si acaso, antes de seguir, y dado el nivel de confusión, es preciso destacar que en este análisis el concepto de competencia relevante es aquel desde el punto de vista económico y no del marketing. Y el análisis económico relevante va mucho más allá de calcular un índice de concentración de mercados. De hecho, si calculamos el índice de concentración de mercado HHI a la banca, este daría como resultado que el mercado actual tendría un HHI que estaría entre 1.500 y 2.500 puntos, lo cual sería clasificado por la FNE como “moderadamente concentrado” (índice con las participaciones de mercado relevantes previo a fusión de 1.529), y posfusión, el índice no sufriría un deterioro significativo. Pero ¿nos deja tranquilos este índice?, ¿es suficiente? No.
Consideremos la banca. En el caso del mercado del crédito, la situación actual ya adolece de falta de competencia efectiva. Y es en ese contexto en el cual se plantea la fusión Bice-Security: 4 bancos concentran el 64% de los créditos, 5 concentran el 77% y 6 concentran el 88%. ¿Quién pone la música en este mercado? O, mejor dicho, ¿la música de quién bailará el Bice-Security? Porque por muy bancos de nicho y diferenciados que sean (marketing), no hay diferencias significativas en las tasas que cobran todos (teoría de precios/economía).
En este mercado, a noviembre 2023, se registra una Rentabilidad promedio sobre el Patrimonio (ROE) después de impuestos de 15,19% anual, donde el Bice tiene un ROE de 18,19%, el Security 21,01%… ¿qué otro sector de la economía tiene estas maravillosas rentabilidades? Para comparar, en el período 2010-2019, el ROE de la banca chilena antes de impuestos estuvo entre 13,8% y 21,82% anual; en Estados Unidos, el mismo indicador fluctuó entre 1,81% y 3,37% anual. ¿Qué le dicen a usted estas cifras?
En este mercado oligopólico se han visto cosas como: a) ventas atadas o conjuntas que restringen al consumidor y desalientan la competencia en cada uno de los servicios ofrecidos, b) creación de sociedades de apoyo al giro bancario que en la práctica actúan como barreras paraarancelarias, c) asimetría en la información crediticia entre diferentes oferentes de crédito, d) Carga Anual Equivalente (CAE) mal calculada y carencia de información entregada al cliente respecto al verdadero costo del crédito que le inhabilita comparar con otras alternativas, e) inexistencia de créditos directos desde el exterior de manera masiva, a pesar de la espectacular ROE de los bancos locales, y a pesar de la teórica libertad de entrada a nuevos agentes, f) distorsión en la paridad de tasas nominales y reales, g) inexistencia de ofertas de créditos de consumo a tasa real, h) costo de financiamiento de bancos chilenos equivalente al de bancos de Estados Unidos, pero tasas de créditos a las personas que exceden el riesgo país, entre otros.
En las últimas décadas, no ha habido un desafío relevante al cartel oligopólico bancario, más bien, se han privilegiado las fusiones entre sus pares, con la errada creencia de que una alta concentración bancaria sería sinónimo de estabilidad sin costo para los consumidores.
Si a lo anterior agregamos que tanto Bice como Security tienen participación en el mercado de las rentas vitalicias, ambos (al igual que todo el sistema) tienen una pequeña contingencia (léase irónico) con pasivos subvalorados descontados a tasas con premio. Fusionar instituciones muy apalancadas en las cuales su real patrimonio económico pudiera ser mínimo, cero o incluso negativo, y en que esta situación no está clara para sus accionistas, no solo pone en riesgo los valores de la transacción a los cuales se acuerde la fusión. Se concentra el riesgo para los pensionados por renta vitalicia de estas instituciones; pero también se concentra un riesgo para todo el sistema de pensiones, en su etapa de ahorro y desahorro, sean estas últimas vía renta vitalicia o retiro programado. Riesgo sistémico. Delicado, muy delicado.
Y ya que hablamos de pensiones, no hay que olvidar la fuerte dependencia que los bancos en general tienen con el financiamiento institucional provisto por las AFP. Necesitamos más bancos, no menos. Prudencia obliga. Misma dependencia tienen las compañías de seguros que venden rentas vitalicias.
El DL 211 fija las normas para la defensa de la libre competencia. No obstante, existen espacios de discrecionalidad que el Título IV del DL 211 confiere a la autoridad en relación con las operaciones de concentración. ¿Contaremos esta vez con autoridades ejecutivas, legislativas y de libre competencia que enfrenten y resuelvan esta costosa ineficiencia de manera integral? El sector privado responde a incentivos y señales que percibe, particularmente de la autoridad y su rol regulador y empresarial. Es hora de dar una señal clara al respecto.
En conclusión, no se deberían aprobar fusiones que nacen esencialmente de imperfecciones en los mercados, que se traducen en un equilibrio general subóptimo, porque se fortalece el equilibrio oligopólico, no la competencia en la cancha. Perdemos todos. La fusión Bice-Security empeora la situación actual, no le hace bien a nuestro mercado de capitales ni al país en general. Y no nos engañemos, la fusión Bice-Security no se “alivia” con medidas mitigatorias –sucursales más, sucursales menos– que se acuerden eventualmente con el TDLC. Así nunca se va a corregir el problema de fondo.