Vale la pena preguntarse si el argumento sobre tener hijos o hijas bajo su cuidado, al momento de decretar una posible prisión preventiva, solo corre para un tipo de mujeres que son madres.
Hace unos días hemos sido testigos de la formalización de la exalcaldesa de Maipú, Cathy Barriga, por cargos de fraude al fisco y falsificación de instrumento público. Llama la atención que, al momento de decretar las medidas cautelares, uno de los argumentos que se utilizó para descartar la prisión preventiva, que solicitaban la parte querellante y la Fiscalía, fue que la imputada tenía a dos de sus hijos bajo su cuidado.
Lo anterior, podría ser un motivo de celebración. Son pocas las veces en que se incorpora en los procesos de toma de decisiones judiciales una perspectiva de género, donde se considere también el impacto que estas medidas pueden tener en el bienestar de los hijos e hijas de las mujeres imputadas, quienes, en su mayoría, producto de las inequidades estructurales, son las cuidadoras principales. Sin embargo, esto no parece ser transversal, ya que es considerado aparentemente solo cuando se trata de una mujer de estrato social alto y públicamente conocida.
Diversos estudios han evidenciado las graves consecuencias de la privación de libertad y el daño que puede producir cuando se trata de mujeres madres en la trayectoria de sus hijos e hijas. Es así que en el año 2017 comenzó la tramitación en el Congreso de la Ley Sayén, que busca abordar el impacto diferenciado que tiene la privación de libertad para las mujeres, proponiendo la sustitución de la pena por libertad vigilada intensiva para aquellas mujeres que están embarazadas, con hijos(as) dentro de la cárcel o menores de 2 años fuera de ella. Esto, con la finalidad de proteger tanto los derechos de los niños y niñas como los de las mujeres.
Sin embargo, este proyecto no ha logrado seguir avanzado en su tramitación legislativa, pese a los esfuerzos que han hecho la sociedad civil y los movimientos sociales y feministas por relevar este importante tema para miles de mujeres y NNA en Chile. Lo anterior, en un escenario donde la mayoría de las mujeres que se encuentran privadas de libertad lo están por delitos no violentos, y cerca de la mitad está en prisión preventiva.
De esta manera, vale la pena preguntarse si el argumento sobre tener hijos o hijas bajo su cuidado, al momento de decretar una posible prisión preventiva, solo corre para un tipo de mujeres que son madres.