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El feminismo y la maternidad Opinión

El feminismo y la maternidad

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Martina Yopo Díaz
Por : Martina Yopo Díaz PhD Escuela de Sociología, Universidad Diego Portales
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Las condiciones que hoy tensionan la maternidad son de carácter estructural y, por lo tanto, difíciles de transformar a corto plazo.


La conmemoración del 8M y del Día Internacional de la Mujer ha vuelto a poner en la palestra los desafíos de equidad de género en el país, así como también el rol de los movimientos feministas en impulsar una agenda que consolide los derechos de las mujeres y de las diversidades sexuales y de género. 

En este contexto, algunas voces críticas han apuntado a un supuesto antagonismo entre el feminismo y la maternidad, aludiendo a que la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos ha ido en desmedro del tener hijos y ha contribuido a estigmatizar a quienes cumplen roles de cuidado y crianza. Por ejemplo, en una entrevista en radio Cooperativa, Claudio Alvarado, director ejecutivo del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), sugirió que el feminismo no les hace sentido a todas las mujeres porque olvida que la maternidad es una parte relevante de la vida de una inmensa mayoría de ellas. También, en una opinión en BioBio TV, Paz Charpentier, directora ejecutiva de Nuevas Voces, apunta a que el feminismo ha sido una de las principales causas de la disminución de la natalidad que está viviendo el país.

Sin embargo, no existe tal antagonismo entre feminismo y maternidad. Muy por el contrario, el feminismo promueve el derecho de las mujeres a ser madres y a ejercer las responsabilidades de cuidado y crianza en condiciones justas, dignas y seguras.

En primer lugar, el feminismo reivindica el derecho de las mujeres a tener autonomía sobre sus cuerpos y procesos reproductivos. Esto implica el derecho a la anticoncepción y la interrupción del embarazo, pero también el derecho a ser madre y tener hijos. La maternidad se vuelve entonces no una obligación ni un deber, sino más bien una identidad y proyecto posible entre otros. En este sentido, el feminismo promueve el derecho de las mujeres a vivir las vidas que quieran vivir según sus propias creencias, valores y aspiraciones.

En segundo lugar, el feminismo disputa la fuerte desvalorización de la reproducción en base a la cual se estructuran los sistemas capitalistas y patriarcales. Esto implica desafiar las jerarquías y asimetrías que naturalizan y asignan menos valor al trabajo de cuidado, pero también enfatizar el carácter esencial de aquel trabajo para la sostenibilidad de la vida y la continuidad de la sociedad.

Por último, el feminismo denuncia las condiciones opresivas que hoy estructuran la organización social de la maternidad. Esto implica no solamente demandas por mayor corresponsabilidad y equidad de género en torno al cuidado y la crianza de los hijos, sino también una disputa por las condiciones sociales que hacen la maternidad posible, como mejor educación, salud, vivienda y seguridad social, entre muchas otras.

El feminismo no es responsable de las dificultades de la maternidad que hacen que hoy muchas mujeres no quieran tener hijos ni mucho menos del descenso de la natalidad en el país. Muy por el contrario, el feminismo denuncia y disputa las condiciones y contradicciones que hacen que la maternidad no sea posible. 

Las condiciones que hoy tensionan la maternidad son de carácter estructural y, por lo tanto, difíciles de transformar a corto plazo. Sin embargo, en los últimos dos años el Gobierno feminista del Presidente Gabriel Boric ha implementado importantes medidas que permiten avanzar en equidad de género y fortalecer el derecho de las mujeres a ser madres y a criar a sus hijos en condiciones justas, dignas y seguras.

El aumento del sueldo mínimo y la reducción de la jornada laboral han sido sin duda medidas importantes que permiten que hoy las madres cuenten con más recursos económicos y tiempo para dedicarles a sus familias. También, la creación del Registro Nacional de Deudores de Pensiones de Alimentos ha sido una iniciativa fundamental para poner fin a los altos niveles históricos de incumplimiento en el pago de pensiones de alimentos, garantizando no solo mayor corresponsabilidad económica en el cuidado de los hijos sino también que quienes crían cuenten con los recursos necesarios para hacerlo.

Se puede tener más o menos afinidad ideológica con los movimientos feministas y las disputas que estos articulan en torno a la equidad de género y a los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales y de género. Así como también se puede tener más o menos afinidad política con el Gobierno feminista de Gabriel Boric y las medidas que ha impulsado para facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar y mejorar las condiciones de vida de quienes hoy se llevan el peso del cuidado y la crianza. Pero no se puede afirmar que el feminismo está en contra de la maternidad. 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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