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Desocupación, desempleo y carencia de información Opinión

Desocupación, desempleo y carencia de información

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Andrés Sanfuentes Vergara
Por : Andrés Sanfuentes Vergara Economista, académico. Presidente de BancoEstado entre el año 1990 y el año 2000.
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El trabajador desocupado se ve enfrentado a dos tipos diferentes de opciones.


Uno de los factores más preocupantes y complejos de la sociedad chilena es el reducido crecimiento de la ocupación. La promesa del Presidente Boric fue crear 700 mil empleos, y hasta abril de 2024 solo se han logrado 460 mil, incluido el anormal aumento de los empleos públicos.

Uno de los factores que lo explican es el estancamiento del crecimiento del PIB en la última década, que impide un aumento satisfactorio de la demanda por trabajo.

Según la Teoría Económica, en los mercados competitivos existe una tendencia a la igualación de los salarios, cuando se trata de mano de obra homogénea. Esta tendencia se generaría como consecuencia de la movilidad de los trabajadores entre distintas ocupaciones, los cuales tendrían una buena información de las diferentes oportunidades existentes en el mercado.

Lo propio ocurriría con las empresas, que también dispondrían de un adecuado conocimiento de los salarios que están dispuestos a aceptar los componentes de la fuerza laboral. Lo más cercano a esta situación sería lo que ocurre en la Europa Occidental, la zona más desarrollada del Mundo.

Sin embargo, en nuestra realidad se observa que existe escasa información en el mercado de trabajo, especialmente entre los ocupados que tienden a permanecer en su empleo sin buscar otras oportunidades ni comparar su situación monetaria y no pecuniaria, con lo cual subsisten en el tiempo las diferencias de remuneraciones para tareas similares y la movilidad entre ocupaciones es reducida.

Solamente las personas desocupadas tendrían mejores conocimientos sobre la estructura del mercado laboral. Incluso entre ellos habría una tendencia a aceptar la primera oferta recibida, sin realizar una búsqueda extensiva, incluso esa información tiene un deterioro importante, en especial en Chile.

La información es un proceso de inversión, el cual tiene una determinada rentabilidad, dependiendo de los ingresos y costos que trae consigo la obtención de conocimientos (Stigler).

Otra derivación del planteamiento anterior es la idea de que las tasas de desocupación no cuantifican solo el desempleo involuntario, ya que muchas personas que buscan trabajo permanecen en esa condición en forma voluntaria, desde el momento en que ya han encontrado un trabajo, pero no lo han aceptado, pues prefieren seguir su pesquisa en la expectativa de encontrar una mejor oportunidad, ya sea un empleo esporádico o un posible emprendimiento.

El trabajador desocupado se ve enfrentado a dos tipos diferentes de opciones:

La primera es entre trabajo y ocio. Si es cesante, tendría derecho a percibir un seguro de cesantía, equivalente al valor de las horas no trabajadas. Agregando ambos componentes, es lo que debe comparar con el salario si tuviera ocupación.

El salario mencionado no es único. El trabajador se ve enfrentado a iniciar una indagación de las diferentes oportunidades que existirían para él. Esa búsqueda tiene costos.

Los beneficios derivados de la búsqueda adicional parte por considerar que el trabajador se plantea una distribución de los salarios que ofrecen los distintos empleadores, para la mano de obra con calificación similar a la suya. Esa función es conocida o supuesta antes de iniciar la búsqueda, aunque en forma imperfecta, de acuerdo con la información que posee previamente y es, por lo tanto, una probabilidad incierta.

Lo ignorado es el lugar concreto de trabajo que corresponde a la mejor oferta, lo cual se requiere detectar. De allí que esta situación requiere mejorar los sistemas de información laboral que existen en el país, que puede ayudar a los trabajadores a conocer mejor la dispersión de las ofertas, así como a los empleadores.

Tiene importancia la jornada de trabajo. Aquellas con horario parcial deberían tener una búsqueda menor que con jornada completa. Esta situación es importante cuando ahora existe una reducción a las 40 horas semanales. Por otra parte, en los últimos años aumentaron las ocupaciones no presenciales en las empresas, modificando en muchos casos la situación laboral.

El tipo de trabajo es otro factor, pues en los oficios muy especializados disminuye el número de empleadores potenciales y , por lo tanto, las dispersión de los salarios ofrecidos.

Las más perjudicadas con la insuficiencia de conocimientos son las mujeres, especialmente si tienen hijos o están al cuidado de un anciano o incapacitado, lo que les genera dificultades para buscar trabajo.

El ciclo económico tiene importancia en la búsqueda, como ocurrió en los períodos 1975-76, 1982-83 y en la actualidad. Lo propio ocurre con las altas inflaciones que deterioran el nivel de conocimientos.

En general, el comportamiento inestable de la oferta o demanda en este mercado específico lleva a una mayor dispersión de los salarios, que se atenúa con los períodos de expansión de la economía.

Otra situación dentro de la potencial fuerza de trabajo del país son las personas que son clasificadas como inactivas, es decir, quienes no estudian ni trabajan, a los cuales hay que sumar a los “vagos”.

Los elementos mencionados llevan a establecer la importancia de que el Gobierno y los gremios empresariales asuman la necesidad de mejorar la información sobre el mercado del trabajo. En la primera situación se requiere un esfuerzo conjunto del Ministerio del Trabajo y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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