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Transformación digital en instituciones públicas chilenas: más allá de la adquisición de tecnologías Opinión

Transformación digital en instituciones públicas chilenas: más allá de la adquisición de tecnologías

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La transformación digital en las instituciones públicas chilenas debe ir más allá de la simple adquisición de tecnologías, integrando profundamente los procesos organizacionales y culturales para lograr una verdadera apropiación y eficiencia en la gestión.


En una era de dominio tecnológico, aquellas que nacieron a fines del siglo XX permearon rápidamente el mundo, cambiaron la interrelación entre las personas, los gobiernos, la economía y las empresas, y en general a toda la sociedad (González-Páramo, 2017). La administración pública no está aislada de este fenómeno, mandatada por la ley, también debe adaptar sus procesos. Según los resultados del último Ranking de Gobierno Digital de las Naciones Unidas (UN, 2022), el sector público chileno ha retrocedido 14 lugares desde el año 2005. Esto trae como consecuencia que el Gobierno disminuya su impacto social, económico y político. Barros y otros (2016) señalan varios ejemplos nacionales de fracasos debido a un desarrollo tecnológico inadecuado. 

Posiblemente, estas fallas en el camino se deben a la interpretación errónea del objetivo de la transformación digital, concentrándolo en la adopción (o compra) y uso de las tecnologías digitales, dejando fuera del espectro una última etapa que podría garantizar mejores resultados: la apropiación. Este concepto incluye no solo el uso diario de las tecnologías (llamado también rutinización) (Rogers, 1962, 2002, 2003) sino que también implica ganar dominio cognitivo de la tecnología (Crovi, 2007, 2013; Ochoa y Peña, 2016). Con este dominio, los usuarios de las tecnologías y sus organizaciones ganan la capacidad de generar conocimiento a partir de la integración de las tecnologías en los procesos. 

En la definición anterior está implícito que la apropiación va más allá de procesos de formación y capacitación, sino que requiere de la modificación de procesos, procedimientos y reglas sociales y culturales de la organización con el fin de garantizar la integración de la tecnología. Como consecuencia, la búsqueda de la apropiación debe estar presente en la mente de los que plantean, ejecutan y controlan los proyectos de transformación digital. 

Igualmente, al momento de controlar los procesos de transformación digital también se requiere de un modelo que permita medir los efectos o manifestaciones de la apropiación. Es bien conocido que una adecuada medición de la transformación digital en las organizaciones del sector público beneficiaría la implementación de estrategias acordes a cada uno, con el fin de mejorar sus servicios.

En esta línea de pensamiento, la Partnership on measuring ITC for Development (2019) reconoce la necesidad de incluir nuevas estadísticas, acordes a los avances en la adopción, uso y apropiación de las TIC por los usuarios para evaluar el impacto de estas en el desarrollo sostenible de los países. En consecuencia, es necesario que se reconozca la importancia de las encuestas de microdatos y sus resultados, así como la contribución del desarrollo tecnológico para superar las barreras en la recolección de la información a nivel micro y facilitar la creación de indicadores.

Por otro lado, la OCDE (2019) sugiere la necesidad de que, además de los datos cuantitativos recogidos a través de encuestas y cuestionarios, se integre la información cualitativa como aporte de la evidencia de la transformación digital. Esta información adicional permitirá, además de medir los niveles de madurez digital de las organizaciones (Ochoa-Urrego y Peña, 2020; Rossmann, 2018; Teichert, 2019), reconstruir las trayectorias tecnológicas de las organizaciones (Proulx, 2002, 2005) e identificar las manifestaciones de apropiación y los factores que limitan la aparición de dichas manifestaciones. 

Al revisar la información disponible en el país, se encuentra que son del tipo cuantitativo y agregador, sin profundizar en la entidad pública, paso necesario para analizar los procesos internos de estas, que sirvan de insumo para determinar problemáticas y elaborar acciones para corregirlas internamente. El estudio de Osmunden, Iden y Bygstad (2018) da cuenta de la falta de contribuciones empíricas en la literatura científica sobre la transformación digital, del alcance limitado de los marcos teóricos respecto a los antecedentes y las consecuencias de este fenómeno en las organizaciones, así como lo acotado de las industrias estudiadas. La evidencia citada muestra la ausencia de estudios cualitativos en el sector público que complementen los instrumentos cuantitativos para analizar los ámbitos que son afectados por la transformación digital. 

La Transformación Digital en las instituciones provoca un proceso reflexivo respecto a cómo se adaptan a los lineamientos estratégicos que el Estado mandata, mediante la innovación, con el foco en el bienestar de los ciudadanos y la sociedad. Igualmente, abre la posibilidad de plantear estrategias que vayan más allá de la simple adquisición de tecnologías y lleven al Estado a construir capacidades de gestión eficientes a partir de la inclusión de tecnologías digitales.

Es importante que la academia, las comunidades estadísticas y los gobiernos generen enfoques multidisciplinarios que permitan mejorar la recopilación y uso de la información con las herramientas digitales, para evaluar el impacto de las TIC en el desarrollo sostenible de las naciones y proponer soluciones acordes a las necesidades de la sociedad. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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