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Identidad local de la mano con el desarrollo y la conservación de Río Ibáñez Torres del Avellano, senderos Patagonia

Identidad local de la mano con el desarrollo y la conservación de Río Ibáñez

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Juan Saldivia
Por : Juan Saldivia Alcalde Ilustre Municipalidad de Río Ibáñez
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Sin duda estamos hablando de un área en la que los usos tradicionales convergen con ecosistemas y biodiversidad de importancia regional y nacional, que debe ser resguardada.


Hace cuatro años, este municipio y diversos representantes de las comunidades de Río Ibáñez, en la Región de Aysén, empezamos a trabajar en torno a un sueño común: un proyecto para visibilizar y darle fuerza a la identidad local patagona caracterizada por la tradición ganadera y campesina; un proyecto que nos permitiera potenciar el desarrollo socioeconómico local impulsando el turismo y -a la vez- proteger nuestros valores naturales, como los paisajes y biodiversidad que nos rodean.

Comenzamos, entonces, a aunar esfuerzos con organizaciones de la sociedad civil para hacer un levantamiento de información cultural y natural de la zona, particularmente del sector Torres del Avellano, con la participación activa de las vecinas y vecinos de Puerto Sánchez, Bahía Murta y Villa Cerro Castillo. Como resultado surgió la necesidad de proteger el predio fiscal Torres del Avellano, usado en la actualidad con prácticas ganaderas tradicionales como las veranadas, y con actividades turísticas como cabalgatas o senderismo por los pasos montañosos utilizados históricamente para movilizar animales y viajar entre poblados. La mejor forma de protegerlo, en ese momento, era a través de la creación de un Bien Nacional Protegido (BNP), ya que esta figura permitía proteger los valores culturales y naturales, y daba la opción de potenciar el desarrollo social y económico de las comunidades aledañas al predio, impulsando el turismo de naturaleza debidamente regulado.

Sin embargo, con la entrada en vigencia de la Ley para la Naturaleza en septiembre pasado, los BNP desaparecen como figura de protección, pero -en cambio- aparecen nuevas opciones que cumplen funcionen similares. Una de ellas son las Áreas de Conservación de Múltiples Usos o ACMU, que la ley define como un área terrestre, acuática, marina, insular o continental, cualquiera sea su tamaño, caracterizada por una interacción tradicional entre los seres humanos y la naturaleza, relevante para la conservación de la biodiversidad, y señala que en ella podrán desarrollarse distintas actividades de uso sustentable, siempre que no pongan en riesgo los servicios ecosistémicos que esta área provee. En consecuencia, y por recomendación que nos hiciera la ministra de Medio Ambiente en octubre pasado durante una reunión, junto a las comunidades decidimos trabajar en una propuesta de creación del Área de Conservación de Múltiples Usos Torres del Avellano, que sería administrada por una corporación local conformada por esta Municipalidad y representantes de las comunidades.

A fines de abril, junto a las comunidades locales, nos reunimos con la ministra Maisa Rojas en el ministerio de Medio Ambiente para compartirle esta propuesta y el expediente científico y técnico que justifica la importancia de proteger esta área.  Solicitamos su apoyo a esta figura de conservación que respeta los usos históricos del predio y protege su biodiversidad y ecosistemas. La respuesta de la ministra, sin embargo, no nos dejó del todo tranquilos, y creemos que no está viendo la oportunidad que representa la creación de la ACMU Torres del Avellano para el desarrollo local basado en las tradiciones patagonas, y para la protección de la biodiversidad y ecosistemas. No olvidemos que estamos hablando de un predio que alberga una variedad de especies en categorías de peligro o amenazadas, incluyendo huemules, pudúes, pumas, entre otros mamíferos, y numerosas aves y anfibios que dependen de su ecosistema único para sobrevivir; que un 26% de su superficie está cubierta de bosque nativo que sirve de corredor biológico entre las áreas silvestres protegidas más cercanas (Parque Nacional Patagonia, Parque Nacional Laguna San Rafael y Parque Nacional Cerro Castillo); que es un área con un importante porcentaje de nieves y 7.765 hectáreas de glaciares que constituyen reservas de agua para la cuenca del río Palena y fuentes de abastecimiento de agua potable para las comunidades de la zona; y que un 5,8% de la superficie del predio fue identificada como refugio climático para la biodiversidad.

Son 103.000 hectáreas que, además del beneficio local a las comunidades, aportaría al cumplimiento del compromiso internacional suscrito por Chile, de proteger el 30% de su biodiversidad al año 2030.

Sin duda estamos hablando de un área en la que los usos tradicionales convergen con ecosistemas y biodiversidad de importancia regional y nacional, que debe ser resguardada. Esperamos que el Ministerio de Medio Ambiente así lo vea, así lo entienda, y nos apoye en la pronta creación del Área de Conservación de Múltiples Usos Torres del Avellano, que -además- podría ser la primera ACMU de Chile, bajo la nueva ley 21.600.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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