Debemos regresar a Europa y robustecer el trabajo de promoción de exportaciones y de desarrollo de mercados. No bastará sólo con declaraciones de interés.
En las últimas semanas, he publicado un par de columnas ilustrando cómo la “ausencia” de políticas públicas de comercio y una institucionalidad “inadecuada”, están conduciendo a un sector externo de nuestra economía muy vulnerable, limitando nuestra independencia económica y política, como resultado de la creciente concentración de las exportaciones en pocos productos y un puñado de países de Asia (El Mostrador, 16 de julio). He mostrado, también, que luego de haber sido el principal exportador de frutas a EE.UU., la “ceguera comercial” ha llevado a que seamos vergonzosamente destronados de ese sitial, por competidores que -por décadas- hemos mirado en menos (El Mostrador, 4 de agosto).
En esta nueva Columna espero mostrar que tampoco estamos “dando el ancho” con nuestra actividad exportadora en el mercado de la Unión Europea (UE). De hecho, creo que hemos cometido los mismos “errores” y “omisiones” en que caímos en el mercado estadounidense, siendo incapaces de entender los cambios que ocurren en el mercado europeo y de aceptar el proceso de integración de manera positiva, y que ha llevado a un mercado de casi 450 millones habitantes que crece, se desarrolla y se consolida (10 de abril, 2024, Eurostat). También, continuamos menospreciando la competencia de nuestros vecinos en la Región. Y para mostrarlo, deberemos revisar algunas cifras de exportación de los miembros de ALADI, grupo de países del cual somos miembros, también.
A este respecto, me pareció útil empezar recordando que -contrariamente a la creencia popular de que la Unión Europea es un mercado muy cerrado- la expansión y la consolidación del Mercado Común, han ido acompañados de una progresiva apertura al mundo, mediante la firma de acuerdos comerciales de tres tipos; a saber, Acuerdos de Asociación Económica (AAE) con países de África, el Caribe y el Pacífico (por ejemplo, Japón y Kenia); Acuerdos de Libre Comercio, por ejemplo, con Singapur, Vietnam y Nueva Zelanda (ALC); y Acuerdos de Asociación, como el Acuerdo de Asociación Avanzado con Chile (AA). También hay negociaciones en curso con Australia, Estados Unidos, México y MERCOSUR, entre otros países (“Acuerdos comerciales de la UE”, Consejo de la UE, 30 de mayo, 2024). Como resultado de este proceso, junto a la ampliación de su mercado, el comercio intra comunitario, que a comienzo de siglo representaba casi el 60% del total, en el período de 2021 – 2023 baja a 54%. No obstante, los países de ALADI ven caer su participación en el mercado de la Unión. En los primeros años de este siglo, ésta había fluctuado en torno al 1.7% y 1.9% de las importaciones totales de la UE, para alcanzar a un máximo de 2.1% a comienzo de la segunda década, y luego caer a sólo 1.5% durante el período de 2021 – 2023.
El “comportamiento” exportador de los miembros de ALADI en el mercado de la UE es muy diverso y Chile se ubica entre sus mayores exportadores; en tercer lugar, luego de Brasil y México. Sin embargo, a pesar del “pomposo” título de nuestro Acuerdo de Asociación con la UE, tenemos el peor rendimiento en ese mercado. Durante las últimas dos décadas, nuestras exportaciones a la UE han fluctuado ampliamente: luego de promediar más de $10,338 millones de dólares durante 2004 – 2006, y alcanzar un récord de casi $16,776 millones en 2008, 20 años después, las exportaciones caen estrepitosamente a un promedio de solo $8,634 millones de dólares. Por su parte, las exportaciones de Brasil, México, Argentina, Perú y Colombia -nuestros más cercanos competidores- crecen, respectivamente, en 80%, 117%, 37%, 121% y 150%, durante el mismo período ¿Qué le pasó al “Jaguar” de la ALADI? ¿Topamos techo?
Para empezar, a pesar de los aplausos que obtuvo el acuerdo alcanzado con la UE, para la actualización del Acuerdo de Asociación Avanzado y de Comercio, las cifras de exportación parecen indicar que el mercado europeo tiene una relevancia cada vez menor en nuestra política y “matriz” comercial. ¿Realmente nos interesa la relación con Europa? El resultado del examen de las cifras de exportación a la UE parece mostrar que, tanto a nivel de los exportadores, así como de la institucionalidad pública, el mercado europeo no fuera relevante. Ya mostramos que somos el único de los “grandes” de ALADI cuyas exportaciones han caído y nadie parece estar preocupado por ello. Caen no solo en valores actuales, sino que también cae su participación en la matriz comercial nacional. De hecho, el mapa global de nuestras exportaciones muestra que, mientras los 12 “países grandes” de Asia casi duplican su participación en nuestros envíos al subir de 34% a más de 55%, la U.E. se desploma desde aproximadamente un 24% a solo el 9%, en los últimos 20 años, a pesar de su proceso de expansión y apertura. Estados Unidos, por parte, se mantiene en torno al 15% – 16%. Al parecer, Europa ya no nos interesa, y -muy posiblemente- parece que tampoco estamos “damos el ancho”.
Además, las exportaciones a la Unión Europea todavía muestran un elevado nivel de concentración y los primeros 5 productos tienen -en promedio- una participación de 75% (cátodos de cobre; frutas; minerales; productos químicos inorgánicos; y alimentos del mar). Si agregamos los siguientes 5 productos, la concentración se eleva a un 89% (bebidas y alcoholes; pulpa de madera y celulosa; oleaginosas y sus semillas; preparaciones de carnes y de alimentos del mar; así como las grasas y aceites). Sin embargo, la buena noticia es que mirando en profundidad a la “cartera” de productos exportados, se observa que -en comparación a los productos exportados a Asia- el listado de productos agrupados bajo cada código HS, es bastante más numerosa y los envíos a Europa incorporan “algo” de valor: Por ejemplo, la exportación de cátodos de cobre, en lugar de mineral de cobre; filetes de pescado y conserva de productos del mar; semillas de oleaginosas; aceites, incluyendo aceite de oliva; así como diversos productos químicos inorgánicos bajo el código HS28, y no solamente litio. La concentración sigue siendo elevada -por debajo de las exportaciones a países de Asia, en especial China, Japón y Corea- pero se reduce ligeramente desde el 81% y 90%, observados a comienzos de siglo.
También debemos examinar el comportamiento de nuestras exportaciones a cada país de la UE que -de hecho- la hacen un mercado muy variado. Nuestros principales socios son -en orden decreciente- los Países Bajos, España, Francia, Alemania, y Bélgica. Las exportaciones a estos países alcanzan un valor promedio anual de $6.749 millones de dólares, representando el 78% del total exportado a la Unión durante el período de 2021 – 2023. Este grupo es seguido de lejos por Italia, con exportaciones que promedian $747 millones anuales. De ahí en más, las exportaciones a Dinamarca, Bulgaria, Suecia y Polonia caen a valores menores a los $205 millones de dólares, y elevan la participación de nuestros principales socios a un 96%. Los 17 miembros restantes de la UE realizan importaciones muy pequeñas desde Chile y -como grupo- alcanzan sólo un promedio de $533 millones anuales.
Exceptuando España, claramente, parece que optamos sólo por los miembros originales de la Unión Europea. Es cierto, Luxemburgo, Chipre, Malta, Letonia, Lituania, y Estonia son países pequeños, pero ¿Por qué abandonamos el resto? Después de todo, la República Checa, Portugal, Austria, Irlanda, Grecia, Hungría, Rumania, Finlandia, Eslovenia y Croacia -entre otros- son países de ingresos medios o elevados y tienen un mercado de más de 86 millones de habitantes. ¡Nada despreciable, no! ¿Estamos “quedando cortos” a pesar de los acuerdos? La gran mayoría de estos países aparece solo a partir del número 50 en el “ranking” de nuestros importadores y lo hacen -en varios casos- con montos cercanos o por debajo de los 10 millones de dólares anuales. Sorprende ver a Croacia, con montos en torno a los 2 millones de dólares anuales, a pesar de la muy importante comunidad empresarial, política y diplomática, con lazos en ese país europeo ¡Croacia Ignorada! a pesar de sus hermosas islas y playas.
Cuando preparaba estas notas, me costó creer en las cifras que veía -por cierto, todas de la base de datos del ITC – ONU- y llegué a pensar que estaba equivocado ¿Lo estoy, acaso? Pero recordé lo que continúan reiterando muchos empresarios: “Los negocios van donde hay oportunidades”. Correcto, a lo mejor no ven oportunidades en Europa. Al mismo tiempo ¿Dónde están las políticas públicas que deben facilitar o permitir “sacarle el jugo” al acuerdo con la Unión Europea? Ciertamente, a pesar de los aplausos y declaraciones a favor del acuerdo, la “política pública” está abandonando el mercado europeo. Si no fuera así ¿Cómo explicamos el virtual “abandono comercial” de numerosos países en la UE v/s el gran número de Oficinas PROCHILE en Asia? Lo de China es penoso, y solo para vender minerales, muchas cerezas, vino y salmón que, ciertamente no lo necesitan. Y ¿Cómo se explica la nueva Oficina Agrícola inaugurada en Vietnam? Tenemos 6 Oficinas Agrícolas en Asia, y solo una en la UE. ¿Es entendible este abandono? Estamos muy errados y quién o quiénes estén “empujando” estas medidas se equivocan.
Irónicamente, todo esto significa fortalecer lo que decimos querer modificar. Las verdaderas oportunidades de exportar productos con valor agregado están en Europa y no Asia. Lamento repetirme, pero ello es así. A ésta última exportamos casi exclusivamente minerales de cobre y hierro, litio, cobre refinado, y unos pocos de alimentos. Europa no es la “panacea”, pero claramente nuestros socios han estado interesados o hemos sido capaces de exportar productos con valor agregado, que no es posible colocar o no hay interés en Asia como, por ejemplo, productos agroindustriales; frutas orgánicas; semillas; productos varios de la minería, con “valor agregado”; motores a combustión; turbinas; y manufacturas diversas para la industria de la aeronáutica; entre muchos productos que no observamos en las exportaciones a Asia. Debemos regresar a Europa y robustecer el trabajo de promoción de exportaciones y de desarrollo de mercados. No bastará sólo con declaraciones de interés.