El recién publicado Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) analiza el estado y evolución de nuestras ciudades.
Mientras los deteriorados centros urbanos aún no dan claras señales de recuperación, los sectores de altos y bajos ingresos se segregan entre sí, develando una mayoría de habitantes de sectores más pobres con menos viviendas de calidad, pocos espacios públicos, parques y servicios, además de largos tiempos de viaje, junto a brechas en lo laboral y cultural.
A su vez, los esfuerzos por superar el deterioro y abandono de los centros urbanos –después de la pandemia y el estallido– aún enfrentan la resistencia del comercio informal, el éxodo comercial y la delincuencia, siendo una de las tareas prioritarias de las futuras autoridades comunales y regionales que elegiremos a fines de este año y que tienen la importantísima oportunidad de proponer planes por sobre las quejas.
Paralelamente, el último estudio del PNUD devela que “anhelamos mayoritariamente cambios sociales profundos pero graduales”, contra una realidad estancada en una cuerda tensada, que no se mueve, pero que de no resolver nos expone a mantener y repetir el quiebre y el desencuentro.
Con diagnósticos ya claros, no es comprensible ni aceptable el descuido, ni de la polis ni de las políticas publicas, lo que nos impone miradas de mayor integración público-privada, a la vez de interacciones público-públicas que, a través de la intersectorialidad, la multidisciplina y la mirada de largo plazo mejoren las sinergias en el desafío adaptativo que nos ha impuesto la crisis climática, que a la vez es social y, por lo tanto, económica.
Así, la sociedad y sus desigualdades se materializan en la ciudad, nuestra ciudad, estando la esperanza de recuperación más cercana a las acciones coordinadas que a los relatos, a los acuerdos más que a las omisiones, a la proposición más que el abandono, y será su avance visible el único soporte de la mejor ciudad, que en el fondo son sus habitantes comprometidos en privilegiar lo común y que relevan el valor de lo que tenemos y aún podemos reencontrar en el mejor convivir, por la conveniencia de muchos, en este mes de conmemoraciones y celebraciones, para recuperarnos social y materialmente.