
Carolina Tohá, la resiliente
Pero, pase lo que pase, la jugada adelantada de Carolina Tohá ya le trajo los primeros resultados positivos. Además del aumento inmediato en las encuestas, logró imprimir un sentido de urgencia a las definiciones que deben tomar el oficialismo y la centroizquierda.
Sin duda, la vida personal y política de Carolina Monserrat Tohá Morales está marcada por el asesinato de su padre en el Hospital Militar. El exministro del Interior de Salvador Allende –vaya las paradojas de la vida, su hija ocuparía el mismo cargo cincuenta años después– se encontraba detenido en el recinto y fue estrangulado de manera brutal, intentando que pareciera un suicidio. De ahí al exilio hasta la vuelta a Chile, en que Carolina se convirtió en una luchadora dirigente estudiantil en plena dictadura. Una historia en que resalta una trayectoria política que pocos tienen en el país y su impresionante capacidad de resiliencia.
Fundadora del PPD junto a Ricardo Lagos, diputada, subsecretaria de Gobierno, presidenta de su partido, vocera del Gobierno de Michelle Bachelet, jefa del comando de campaña de Frei, alcaldesa de Santiago y ministra del Interior desde septiembre de 2022. La verdad es que Carolina Tohá se ha reinventado una y otra vez, convirtiéndose en uno de los rostros de la centroizquierda de estos últimos cuarenta años.
Mujer moderada en las relaciones políticas, pero firme en defender posturas. Progresista en temas de género y culturales, pero buscadora de consensos. Carolina Tohá es una mujer empática que conecta bien con la gente. Tiene algo del estilo de Bachelet, aunque sin el carisma de la exmandataria. Por supuesto que su rol como ministra del Interior va a ser un punto que todos sus contrincantes usarán en su contra, aunque tiene tiempo para despegarse del Gobierno y poder enfatizar su destacada trayectoria política.
No cabe duda de que la decisión de Carolina Tohá cambió la carrera a La Moneda en menos de una semana. Además de permitir el cierre de un ciclo generacional y político encabezado por Bachelet, fue un golpe al tablero en su sector.
De acuerdo con la encuesta de la UDD publicada el sábado pasado, solo cinco días después de su renuncia, la exministra subió de 3% a 12% en las preferencias ciudadanas. Un alza estadísticamente significativa, que deja en evidencia que la percepción pública de una persona cambia cuando adquieren la certeza de que ese personaje ya se transformó en una opción concreta para representar ciertos intereses.
La mejor muestra de ello es lo ocurrido con Gabriel Boric en abril de 2021. Hasta ese momento, el hoy Presidente no figuraba en ninguna encuesta –todas encabezadas por lejos por Lavín y Jadue–. Bastó que la opinión pública internalizara que se presentaría como candidato a la primaria de Apruebo Dignidad, para que los ciudadanos lo comenzaran a evaluar en esa condición.
Y, por supuesto, el paso dado por Tohá les puso presión a los partidos oficialistas para mover rápido sus piezas, teniendo en mira una primaria que les conviene a todos, partiendo por la propia exministra de Interior. El Partido Socialista deberá salir de esa especie de bloqueo mental con que se paralizaron esperando la llegada de Bachelet con su varita mágica y salvadora, y buscar una carta propia o plegarse a la candidatura de Tohá.
La primera alternativa se ve bastante improbable –¿quién?–, en cambio con la segunda podría establecer y negociar condiciones para una futura alianza –tanto de gobierno como parlamentaria–, principalmente considerando que el PS tiene mucho más fuerza que el PPD en estos momentos.
El Partido Comunista se verá obligado a definir su candidato(a) en las próximas dos semanas, si no quiere entregarle mucho la cancha a Tohá y si pretende poder ser más competitivo en una primaria. Todo indica que Jeannette Jara corre con ventaja, claro que su salida del gabinete será menos espectacular que la que tuvo Carolina. En el seno de los comunistas, el anuncio de Daniel Jadue no solo incomodó a su directiva, sino que además puede implicar una primaria previa en que se enfrente el llamado “oficialismo” con los “disidentes”.
En el Frente Amplio el panorama es más complejo. Llevan viviendo tres años de choque de realidad brutal entre el caso Convenios, Catalina Pérez, Jackson, la derrota en el plebiscito y la caída de su relato de los “30 años”. Y la única figura que podría ser competitiva, el alcalde Vodanovic, ha dicho en todos los tonos que este no es su momento.
Por supuesto que el FA no va a suscribir su apoyo a Carolina Tohá, al menos no en ese momento, más aún considerando que existe un sector del partido –junto a los llamados “viudos” de Bachelet, que incluye a gente del PS– que propicia una carta más transversal como Claudio Orrego.
Y aunque de seguro Tohá no incomoda a la Democracia Cristiana, es probable que la falange levante a Alberto Undurraga. En ese partido han advertido, eso sí, que irán a una primaria con el Socialismo Democrático y el FA, siempre y cuando no compita el PC. Pero ya sabemos, las promesas en la política chilena se revisan cada cierto tiempo, más aún si consideramos que la DC, en caso de correr con colores propios, podría terminar con cifras marginales.
Lo cierto es que el escenario actual muestra a una derecha que sigue dividida en al menos tres facciones o candidatos, y en caso de que el oficialismo fuera capaz de concentrar a todas las fuerzas en una primaria, su opción aumentaría de manera insospechada. Veremos en las próximas semanas cómo comienza a configurarse el cuadro final. En una de esas, la carrera termina en varios candidatos en primera vuelta o bien la derecha e izquierda se agrupan en dos grandes primarias, a las que habrá que sumar a las nuevas cartas que asoman y que también pueden dar más de una sorpresa.
Pero, pase lo que pase, la jugada adelantada de Carolina Tohá ya le trajo los primeros resultados positivos. Además del aumento inmediato en las encuestas, logró imprimir un sentido de urgencia a las definiciones que deben tomar el oficialismo y la centroizquierda, traspasando además la responsabilidad a una generación política que fue fundamental en la lucha por la vuelta a la democracia y que, en cierta forma, se había perdido entre Bachelet y Boric. Después de todo, la historia de vida y política de Tohá ha demostrado que es una mujer resiliente.
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