Señor Director:
Nunca es buena idea tratar de aplicar soluciones tecnocráticas o administrativas a problemas que son fundamentalmente políticos. Le decimos al señor ministro, que es por esta razón que nos encontramos actualmente en un impasse que requiere de la voluntad política y del compromiso a las alturas de alguien que ha pasado la mayor parte de su carrera académica y profesional en las universidades. Los cientos de solicitudes de Beneficios Complementarios de la Beca de Doctorado Nacional de CONICYT rechazadas en enero de este año –donde lo más crítico son las 241 son la extensión de beca para término de escritura de la tesis– son mucho más que un problema de presupuesto, pues dan cuenta de una carencia de visión social y colectiva, terminando así en una mera previsión de servicios. Pero también este decaimiento en la calidad de apoyo a la formación de postgrado en Chile constituye una primera prueba de legitimidad para el naciente Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile.
En específico, yo fui uno de los cuatro becarios que fuimos a la reunión con los directores y encargados de área de CONICYT el viernes pasado (01/02/2019), un grupo heterogéneo pero bastante transversal en el sentido en que entre los cuatros somos de doctorados nacionales de las ciencias sociales, las ciencias duras, las humanidades, de universidades de Santiago y de regiones. Dicha instancia se propició a petición del ministro Couve, luego de que formalmente acusara recibo de nuestra carta del 24 de enero de 2019 , donde nos expresó su deseo de concretar una reunión con nosotros para tratar el tema. Si bien nos pareció positivo tener la oportunidad de plantear los problemas que venimos denunciando, encontramos inadecuado que en vez de reunirnos con el ministro, nuestros interlocutores fuera la dirección de CONICYT, sobre todo, cuando tal organismo está en plena transición para integrarse al nuevo Ministerio. De hecho, luego de que planteáramos nuestras críticas y demandas, la respuesta por parte de CONICYT fue una serie de explicaciones del porqué no pueden hacer nada al respecto, aparte de compartir información con nosotros. Y, en su defensa, la toma de decisión real no reside en quienes administran dicha instancia. Por eso, luego de mucha insistencia, lo único que pudimos lograr fue el compromiso de que se discuta el asunto como parte de la primera reunión del Consejo de CONICYT en marzo de este año, en donde sí se deciden sobre qué y cómo financiar distintos programas de estudio de postgrado. No obstante, también sabemos que el Consejo puede perfectamente conversar, y luego lavarse las manos del tema sin ninguna obligación de responsabilizarse frente a los becarios que vienen organizando sus doctorandos frente a un precedente que existe desde 2011. Si no hay plata no hay plata, ¿cierto? Sin embargo, somos cientos de becarios que tenemos compromisos con instituciones extranjeras para poder llevar a cabo nuestras investigaciones, que requerimos insumos especiales que sólo podemos adquirir con Gastos Operacionales o, derechamente, no tenemos dinero para vivir durante los próximos seis meses.
Por cierto algunos becarios encontrarán una manera de terminar sin mayor impedimento. Y las tesis que inevitablemente se harán –para que estos últimos años de trabajo no se desperdicien– serán muy probablemente algo mediocre, con la nota mínima para aprobar, sin que éstas constituyan un aporte significativa en su área. Esto porque entre nosotros hay muchos becarios con hijos, sin otro sustento económico que la beca, algunos residiendo en el país con visa de estudiante (y por ende sin la posibilidad de trabajar legalmente), etc. Pero no estamos pidiendo caridad por los casos más críticos, sino convicción política para hacerse cargo los problemas de fondo y robustecer un sistema de becas para que cumplan con el propósito de permitir que alguien que es aceptado en un magíster o doctorado pueda cursar y terminar dicho postgrado independiente de su realidad socioeconómica.
Ministro Couve, si bien podemos tener muchas diferencias en cuanto al rol de la universidad en la sociedad contemporánea, me gustaría felicitarle y expresar mi acuerdo con lo que usted dijo a Matías del Río en Vía Pública, el 29 de enero, respecto a la importancia del pensamiento crítico como algo que va más allá del quehacer académico, diciendo que “aquí el pensamiento crítico, no es solamente bueno para un científico. Yo creo que esto le hace bien a la sociedad que tiene que tomar decisiones” y que son las ciencias han de aportar evidencia, y pensamiento crítico y creativo al ámbito social. Entonces, si usted sabe que son los becarios los que estudian todos estos años, muchas veces para trabajar después en el mismo sistema universitario en pos de profundizar el pensamiento crítico de y en el ámbito social, ¿no será contraproducente para tal objetivo no asegurar las condiciones para que sus proyectos de tesis lleguen a buen puerto?
Por último, es importante no perder de vista que las 241 solicitudes de extensión rechazadas es sólo un síntoma de un problema mayor. Sin embargo, esto nos retrotrae al tema de inicial, el de la necesidad de tomar cartas en el asunto en vez de sólo poner parches administrativos, pero también en el plano más mediano y largo plazo. Me explico: los últimos años han traído muchas movilizaciones importantes por parte de becarios de postgrado, empezando, tal vez, con los “inhabilitados” de 2014-15 y culminando con los becarios con beneficios complementarios “sin tramitar” y/o “rechazados” el año pasado y nuevamente ahora. De hecho, en la mencionada reunión del viernes pasado, les insistimos en la necesidad de una instancia de diálogo recurrente y formal entre CONICYT y los becarios (y otros actores relevantes como el CRUCH, etc.), y que incida en la toma de decisiones en torno a las becas, para que todos los años no volvamos a lo mismo. Sin embargo, esta petición no fue acogida como algo por tratar en el Consejo de CONICYT en marzo, por la incertidumbre que trae la transición ministerial. Ahora, señor Ministro, usted tiene la oportunidad de ir más allá del cortoplacismo de apagar incendios de la contingencia y crear un espacio para discutir y generar acuerdos en torno al financiamiento de los estudios de postgrado en conjunto con aquellas personas que son afectadas por ello.
Douglas Kristopher Smith
Becario y candidato de doctorado en el Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile
Integrante de la Red de Becarixs Afectadxs