Señor Director:
Ante la oposición al nombramiento de Mónica Zalaquett, a las feministas nos interpelan: Entonces ¿cómo debiera ser una ministra de la mujer y la equidad de género?
Primero, aunque algunos consideren que este es un ministerio “menor” o de segunda categoría, se trata de una cartera que debe abordar fenómenos sociales de alta complejidad, por lo tanto, quien lo dirija debe tener conocimientos de género en, a lo menos, las obligaciones internacionales del Estado, políticas públicas, indicadores de medición de metas institucionales, tramitación legislativa, prevención y abordaje de la violencia, y transversalidad de género. Todos estos conocimientos técnicos y políticos se requieren, no solo porque es irresponsable designar a una persona que no entiende la profundidad del asunto, sino que es inmoral estar improvisando con las vidas de las mujeres.
Segundo, debiera ser una mujer que promueva los derechos de las mujeres en toda su diversidad (sexual, de raza o etnia, situación de discapacidad, etaria, y de clase) sin escoger con pinzas aquellos derechos que se acomoden más a su ideología. Que no se oponga al reconocimiento de todas las familias (con todos sus derechos), intentando imponer una forma única, conservadora y heteronormada de familia por sobre las demás. La ministra idónea debiera reivindicar la plena autonomía sexual y reproductiva de las mujeres, al mismo tiempo que bregue por la corresponsabilidad en los cuidados, el reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado y el fin de la brecha salarial. Debiera ser una mujer que no piense que hay personas de primera y segunda categoría según su condición migratoria, su acento, su color de piel, su edad, su identidad sexual o de género.
En resumen, debe tratarse de una mujer preparada, instruida en temas de género, que conozca y entienda la compleja realidad de la desigualdad que se vive en Chile y en el mundo, teniendo además la voluntad política de impulsar transformaciones reales para erradicar la violencia y cambiar las condiciones de precariedad y vulnerabilidad en las que viven millones de mujeres en Chile.
Bárbara Sepúlveda Hales
Directora Ejecutiva Asociación de Abogadas Feministas – Abofem