Señor Director:
Representamos a un grupo largo, ancho y diverso de chilenos… muchos de ellos, profesionales de diferentes campos del saber y de las ciencias, de las bellas artes, de las letras y del teatro. Muchos de nosotros tuvimos que refugiarnos, luego del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, en la entonces “República Socialista de Rumanía”. Otros llegaron buscando iniciar o concluir sus estudios pero todos llegamos a un país en que fuimos acogidos con generosidad, fraternidad y solidaridad, recibiendo a más de 3000 chilenos, la mayoría de ellos huyendo de la persecución y represión de la Dictadura Militar.
Mientras estuvimos en ese país aprendimos sobre su gente y su cultura, descubriendo una fraternidad que nace de un origen común latino y que se manifiesta en los rasgos de la propia personalidad del pueblo rumano y, por sobre todo, en su idioma, una de los lenguas romance que existen en el mundo.
Nuestras hijas e hijos tuvieron la oportunidad de seguir estudios secundarios e incluso universitarios de pre y pos-grado y durante el respectivo proceso formativo pudimos descubrir un mundo de cultura que una vez dueños del idioma rumano, de alguna manera también ha sido el nuestro.
Una vez retornados a nuestro país, muchos de nosotros continuamos cultivando el idioma y emprendimos la tarea de propagar la cultura rumana en el país, ello, a partir de traducciones de literatura y colaborando, en 2011, con la embajada de Rumanía en Chile en la creación de una Asociación de Amistad Chileno-Rumana, enfocada fuertemente en lo cultural e intercambio académico.
Las relaciones entre Rumanía y Chile se mantienen hace casi 95 años. La legación chilena en la ciudad de Bucarest, la capital de Rumanía, se abrió un 5 de febrero de 1925, bajo la dirección del diplomático Francisco Madrid. Las relaciones se vieron interrumpidas durante la segunda guerra mundial, pero fueron restablecidas a partir de 1965. Es relevante señalar que estas relaciones no se interrumpieron ni siquiera luego del golpe de estado en Chile, cuando en Rumania gobernaba N. Ceausescu, bajo un régimen socialista y en Chile, A. Pinochet ejercía su dictadura militar de signo ultraderechista. Rumania fue el único país del campo socialista en la Europa de entonces, que no interrumpió sus relaciones con Chile.
En la actualidad, Rumanía es uno de los principales países latinos de Europa Central y del Este, siendo por ello un partner privilegiado de nuestro país. Rumanía es el séptimo país más poblado de la Unión Europea y el segundo en la tasa de crecimiento económico de la Unión Europea.
Los firmantes de esta carta consideramos que es un error gravísimo el cierre de la embajada de Chile en Rumanía, que obligará al cierre de la misma en nuestro país, haciendo muy complejas las actividades culturales y de intercambio académico, comercial y de negocios con ese país del este de Europa, más aún en estos momentos, cuando el mercado mundial y cada uno de los países en los cinco continentes, comienzan a sentir los efectos de una de las crisis económicas más grandes de estos últimos cien años y particularmente para Chile, cuando por el tipo de modelo económico, requiere el mayor número de mercados posibles en el mundo y poder re-orientar su comercio exterior y salir con fuerza a la conquista de nuevas inversiones para una economía cada vez más deprimida.
Además, este gesto de cierre de las embajadas, incluida la de Grecia, consideramos que es una manifestación triste de la hegemonía abrumadora de lo “económico” por sobre la cultura en la concepción de las relaciones internacionales de nuestra Cancillería, observándose en final, el triunfo del modelo neoliberal-monetarista de tipo friedmaniano y su fuerza excluyente. Esta miopía de nuestros diplomáticos actuales contrasta vivamente con la visión de aquellos que hace 95 años tuvieron la iniciativa de abrir una legación chilena en un país latino de Europa, un país hermano nuestro, en un mar de eslavos. Al respecto quizá no está demás señalar lo importante que ha sido, en medio de esta pandemia mundial, la cultura quien ha protegido la salud mental en buena parte de la población, por lo que argumentos economicistas para el cierre de embajadas, con la pobreza cultural intelectual que conlleva, son aún menos válidos en época de esta pandemia devastadora.
Mediante la presente, por tanto, solicitamos al ministerio de Relaciones Exteriores de Chile que reconsidere la medida del cierre de nuestra embajada en Rumanía por su costo histórico, cultural y humano y que afecta profundamente y con fuerza destructora, a ambas naciones.
Firmantes:
Omar Lara: poeta, traductor de numerosas obras de la literatura rumana al castellano. Condecorado por el gobierno rumano por su labor cultural. Exiliado en Rumania.
Carlos Ramírez: economista y académico universitario. Dr. en Economía de la Universidad de Ciencias Económicas de Bucarest, Rumania. Actualmente, Profesor Asociado de la Facultad de Economía Teórica y Aplicada de dicha universidad. Residente en Chile, ex exiliado.
Sebastian Teillier: biólogo con estudios universitarios en Rumania. Residente en Chile, ex exiliado.
Clara Flores: estudios secundarios y universitarios en Rumania. Actriz. Exiliada y residente hasta la fecha en Rumanía.
Raúl Astudillo Zúñiga: médico, con estudios universitarios en Rumania. Residente en Chile, ex exiliado.
Sergio Letelier: biólogo con doctorado en la Universidad de Bucarest. Residente en Chile, ex exiliado.
Gloria Inostroza: cirujano dentista de la Universidad de Bucarest. Residente en Chile, ex exiliada.