Señor Director:
En 1985 se instituyó el 10 de agosto como Día Nacional del Minero en el calendario chileno de efemérides, y a partir de agosto de 1992, fue declarado oficialmente como el mes de la Minería por el Ministerio del ramo como un importante aliciente para rememorar a quienes han forjado el desarrollo del país a través de esta invaluable y sacrificada labor.
Y aunque Chile es considerado por excelencia como un país minero, esta conmemoración es una oportunidad para abrir la reflexión acerca de la necesidad de continuar desarrollando y potenciando este trascendental sector económico, siempre con el horizonte puesto en el papel de la mujer, fortaleciendo espacios que se han abierto a punta de esfuerzo, pero del que lamentablemente continua, estructuralmente, postergada.
Según el Informe de Seguridad y Empleo que elabora mensualmente la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), la participación de la mujer en el sector alcanza el 9,7%, mientras que en lo que respecta a la inclusión femenina en cargos directivos y gerenciales, el Estudio de la Fuerza Laboral de la Gran Minería, elaborado por Consejo de Competencias Mineras junto al Programa Eleva (CCM-Eleva), constata un leve aumento, pasando de un 14,5% en 2018 a un 17,5% en la actualidad.
Somos conscientes de que la brecha de género en industrias masculinizadas debe tender a desaparecer para igualar las condiciones entre estudiantes hombres y mujeres. El gran atributo que posee la Educación Superior Técnico Profesional (ESTP) es precisamente la inclusividad, pero esa inclusividad no puede generarse a costa de inequidades de género. Hay un imperativo moral en la educación técnica para avanzar hacia un sistema igualitario de oportunidades. Y esa es una tarea que nos compete a todos como sociedad.
Gloria Iturra Mardones
Rectora CFT Juan Bohon
Consejera de Vertebral