*(Ver al final Nota de la Redacción)
El día 23 de mayo, el diario que usted dirige publicó una crónica titulada “El señor del agua: José Manuel Carter, símbolo de la crisis hídrica en Putaendo”, firmada por la periodista Daniela Lepin. Allí se mencionaba a la Junta de Vigilancia del Rio de Putaendo (JVRP) con información inexacta. Además, se describía la crisis hídrica del valle de Putaendo con errores geográficos e históricos, de los cuales obviamente se desprendían conclusiones ajenas a la realidad. Por estas razones, me veo en la obligación de aclarar los siguientes aspectos del reportaje.
1. Llama la atención que la periodista Lepin, que me cita en el artículo, jamás se contactó conmigo. Sorprende aún más que sostenga que no hay acceso a la información del trabajo, actas, decisiones, debates y actividades de la JVRP. Sólo recibí preguntas del periodista Patricio Segura Ortiz vía email. Le ofrecí toda la información disponible y contesté sus preguntas. Además, le pedí que, por favor, nos visitara para mostrarle y explicarle en el terreno la compleja realidad que vivimos. Lamentablemente, no accedió a venir. Optó por describir y sacar conclusiones de lo que sucede en nuestro valle desde Coyhaique, a más de mil quinientos kilómetros de distancia. Y, por supuesto, mis respuestas por correo fueron consideradas sólo parcialmente, sin que él se abriera a considerar mi punto de vista.
2. La periodista Lepin afirma que “pesquisar información sobre la gestión hídrica es estrellarse con la maraña legal y administrativa en que el Código de Aguas ha transformado el acceso a este fundamental elemento de la naturaleza”. La realidad es lo opuesto. El Código de Aguas puede ser una maraña legal sólo para quien no lo conoce ni sabe cómo funciona. Pero para las comunidades de aguas, los directores de juntas de vigilancia, los comuneros, y los actores públicos que intervienen en el manejo y uso del agua en todo el país, el Código permite la justa repartición de derechos de aprovechamiento que cada comunero posee. Es el principal instrumento jurídico para que cualesquiera puedan ejercer su derecho de acuerdo con la ley.
3. Al describir el Río Putaendo, el texto dice erróneamente que “tras sortear la localidad homónima, 15 kilómetros en dirección al mar se sumerge en el Valle del Aconcagua. Un tránsito que concluye en el Pacífico, a la altura de Concón”.
El Río Putaendo no escurre en dirección al mar ni desemboca en Concón. Es una cuenca longitudinal que corre de norte a sur para desembocar en el Río Aconcagua. Esto es de gran importancia para comprender la severidad y singularidad de la sequía en este valle. Las cordilleras que dan origen al río Putaendo no son de gran altura y la acumulación de nieves es, comparativamente, menor a las que dan origen al Aconcagua. Es, de acuerdo a criterios técnicos, el Putaendo es un rio con grandes fluctuaciones estacionales y anuales en su caudal. Incluso en años con precipitación normal, presenta periodos de mermas de más de 8 meses que corresponden a la parte del verano, con una fase mínima en el mes de mayo.
4. El artículo afirma erróneamente que “son 37 las comunidades de agua, presididas por quienes poseen la mayoría de los derechos. Estos grupos de usuarios conforman la Junta de Vigilancia del Río Putaendo, que se divide en tres secciones: Sector Alto o Norte; Sector Poniente; Sector Oriente”.
La JVRP está compuesta por 37 comunidades de regantes que agrupan a 3.800 comuneros que, en su conjunto, poseen 6.035 acciones equivalentes al mismo número de hectáreas. El río está organizado en una sola sección. No tres, como afirma el artículo. Y las comunidades de regantes son diversas en cuanto al número de acciones, habiendo comunidades de 4,2 acciones hasta de 600 acciones.
Los presidentes de las 37 comunidades son elegidos de acuerdo con la ley, al igual que el directorio de la JVRP. En ambas instancias, los elegidos no son necesariamente los que poseen la mayoría de los derechos.
Mas aún los presidentes de comunidades corresponden a personas abnegadas, que dedican gran parte de su tiempo en la organización de su comunidad y son conocedores de los intrincados caminos que recorre el agua para asegurar el reparto del vital elemento a cada uno de los regantes. Por supuesto sin mas retribución que el deber cumplido con sus comuneros
La caracterización de los regantes que la periodista hace entre grandes y chicos, débiles y poderosos, no se condice con la diversidad de nuestras organizaciones. Ni menos con la conformación directiva de las comunidades o de la JVRP.
5. Como ejemplo de lo anterior, quiero informar a usted que los miembros de la JVRP mencionados en el artículo, a los cuáles se les atribuye una responsabilidad en el manejo del agua al servicio de los poderosos, muestran tal diversidad. A continuación la lista de varios directores mencionados por Lepin y su cantidad de acciones.
Hugo Silva / 2,22 acciones.
Miguel Vega / 10,3 acciones.
Marianela Gallardo / 15 acciones (en representación)
Carlos Muñoz Farías / 4 acciones
Luis Carmona / 0,30 acciones
Juan Carlos Muñoz / 7 acciones (en representación)
Tomás Basualdo / 5,3 acciones
Tomando en cuenta que nuestra JVRP tiene 6.035 acciones, no hay ninguna posibilidad de que los integrantes de la directiva, ni siquiera estando de acuerdo, puedan manejar el agua en favor de un puñado de personas. Ni menos sin informar a las comunidades y de acuerdo con nuestros estatutos, sin contar los controles legales y técnicos que cumplimos. Es sencillamente ofensivo e injusto asociar a los directores de la JVRP, esforzados y comprometidos propietarios agrícolas, con malos manejos.
6. La periodista afirma que “el agua fue durante siglos una bendición”.
La afirmación induce al equívoco de creer que la falta de agua es reciente y obra de malos manejos. La autora del artículo no identifica la fuente de su afirmación. Pero es pertinente recordar que, de acuerdo a los registros pluviométricos y de caudales oficiales, Putaendo siempre ha convivido con la sequía.
Ciertamente, en décadas anteriores los caudales del río eran mayores. Pero desde hace más de 50 años que los directores de la actual JVRP han venido clamando ante las autoridades por un embalse, pues Putaendo sufre sequías recurrentes que han impedido su crecimiento y la superación de graves problemas sociales.
La histórica falta de agua era tan evidente que persuadió al Estado a proyectar y construir, a partir del 2011, el Embalse Chacrillas, el primero de riego de la V Región. Si bien es cierto que en 5 temporadas no ha logrado llenarse, sí ha permitido que la agricultura del valle siga subsistiendo, pues aporta un 40 % del agua que se distribuye para riego en los meses de máxima demanda.
7. La periodista igualmente valida una serie “de irregularidades denunciadas por pequeños regante y vecinos del sector El Llano, que han reclamado que la Comunidad de Aguas Canal “La Compañía” no habría cumplido con los requerimientos legales para postular y adjudicarse el fondo”.
Obviamente, no identifica ni precisa a los denunciantes. Sobre el proyecto de riego del Canal La Compañía cabe señalar que la Comisión Nacional de Riego (CNR) adjudicó a la JVRP un programa de regularización de 250 derechos de agua que, además, contemplaba la ejecución de 10 proyectos de mejoramientos de canales. Dentro de estos 10 proyectos aprobados por la CNR se encontraba el del Canal La Compañía que, al igual que los otros nueve, contaban con el financiamiento aprobado. El que menciona el artículo fue el único que no se realizó.
Todos estos proyectos vía entubamiento o revestimientos de canales están dirigidos a mejorar la eficiencia del uso del agua mediante la disminución de las pérdidas por infiltración y conducción. No son proyectos privados, sino que son inversiones que realiza el Estado y que deben cumplir rigurosos estándares para conseguir recursos.
Usando esos mismos instrumentos, son cientos los proyectos de revestimiento de canales y entubamiento que, a través de los años, han realizado las comunidades (en sus canales) y la JVRP (en el canal matriz) financiados por concursos CNR e INDAP, que han permitido el mejoramiento sustantivo del riego del valle en el tiempo.
8. El artículo afirma que “los dueños del agua controlan su administración”, sugiriendo que la JVRP estaría controlada por directores que tienen el mayor número de acciones.
Sin perjuicio de reiterarle que los dueños del agua no son un puñado minúsculo de grandes agricultores, sino que 3.800, que riegan en promedio algo más de 2 hectáreas, le reitero, tal como lo hice al periodista Patricio Segura que me contactó, que las elecciones de directorio de la JVRP son realizadas en asambleas de presidentes de comunidades, abiertas e informadas. Y que estas se han ajustado plenamente al Código de Aguas y los estatutos de la JVRP. Sus actas están todas registradas, archivadas y reducidas a Escritura Pública. Si alguien se hubiese dado el trabajo de revisar esas actas, y conversar con distintos directores, de distintos períodos, habría comprobado que entre los directores figuran personas con muy distintas cantidades de acciones, con diversas actividades agrícolas, y que en su conjunto representan fielmente la diversidad de los 3.800 comuneros.
9. Finalmente, el texto plantea en un tono crítica que la JVRP vende agua a ESVAL y APRs. ”En opinión de varios esta medida sería irregular, considerando que “legalmente la Junta de Vigilancia no puede vender un litro de agua, porque no tiene agua”.
No puedo dejar de reparar que bajo el denominativo “en opinión de varios” y el uso del potencial (“sería”) denotan la falta de fundamentos de esta afirmación. Informo a usted que, debido a la necesidad de abastecimiento de agua para el consumo humano, hace más de quince años vendemos agua a Esval y algunos APRs del valle. La JVRP en todos los casos ha procedido con el acuerdo de su directorio y conforme a sus atribuciones legales, pues está comprometida en que, frente a la escasez, lo prioritario es el consumo humano.
Sorprende, además, que el reportaje señale vagamente que no todos estén de acuerdo en este punto. Entre otras cosas porque son los propios comuneros y sus familias, que sufren la sequía en sus propios hogares y comunidades, los consumidores de agua potable que la JVRP ha vendido.
10. Adicionalmente, la periodista recoge el testimonio del agricultor Richard Sánchez, quien cuestiona las ventas de aguas de pozos, argumentando que no hay equidad en esta operación y que el agua sería distribuida a lo largo del río para beneficiar a ciertos agricultores. Al respecto cabe agregar que, el otro aporte hídrico que tiene el valle para enfrentar la sequía, son los pozos de la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) y de la JVRP que se encuentran en la parte baja del valle, los cuales operan bajo decreto de escasez hídrica. Y, por un proceso denominado “sustitución de caudal”, que descansa en elementos técnicos y legales, es posible entregar el agua del primer al último canal del valle. El sistema de ventas de horas de agua al que todos los comuneros tienen acceso es un proceso de repartición equitativo, de acuerdo con el número de acciones que posee cada comunero. A ningún comunero, por pocas acciones o partes de acción que posea, se le niega su derecho. Al revés de lo que plantea el artículo, este proceso de “sustitución de caudal” está dentro de la legalidad y, al igual que todo el proceso de ventas y costos asociados, debe ser informado a la DOH y contar con respaldo técnico.
Vuelvo a lamentar que el periodista Patricio Segura no haya aceptado la invitación a visitar y conocer directamente nuestra realidad.
En terreno, cualquier persona que venga comprenderá la situación que vivimos. Y sopesará, en su dimensión más dramática y humana, lo que significa la sequía en este valle. Nuestra comunidad está respondiendo a este enorme desafío con todos los recursos que posee: riegos tecnificados, tranques de acumulación; planificación, control y administración de canales a los cuales se les incorpora cada vez más tecnología. Eso es lo que hace que esforzados agricultores, con pequeñas o grandes superficies, mantienen sus huertos verdes y productivos.
El cambio climático ya está instalado en Putaendo. El embalse por si solo no es suficiente. Necesitamos pozos complementarios, una urgente modernización de los sistemas de riego que alcance a todos los agricultores, además de capacitaciones para aumentar la eficiencia de riego e inversiones en revestimientos de canales intra y extra predial.
Si esto no sucede no solo los pequeños comuneros agricultores estarán en peligro de desaparecer, sino toda la agricultura del valle.
Al revés de lo que el artículo plantea, este no es un problema de grandes contra chicos.
Apelo a su buena voluntad y el prestigio que su medio tiene para rogarle que corrija las inexactitudes y errores de interpretación que el artículo mencionado tiene.
Daniel De Blasis V.
Presidente de la Junta De Vigilancia del Río Putaendo.
*Nota del Redacción: La nota a la que hace referencia esta Carta al Director fue modificada -puntualmente- después de su publicación, agregándosele el nombre del coautor de la investigación periodística, Patricio Segura. La inclusión del coautor se realizó para aclarar y despejar las quejas planteadas por José Manuel Carter Aspée, mencionado en la nota, y de Daniel De Blasis V., presidente de la Junta de Vigilancia del Río Putaendo, quienes afirman y reclaman, en sus respectivas Carta al Director, que la periodista que firma la nota, Daniela Lepin, no los había contactado para la construcción del reportaje (pero reconocen que los contactó oportunamente el periodista Patricio Segura). Así, se despeja el punto, quedando claro que ambos fueron contactados por el periodista Patricio Segura, en su calidad de colaborador de la investigación periodística de Daniela Lepín, publicada por este medio.