Señor Director:
El viernes 18 de agosto pasado, el señor Rodrigo Castillo, socio de la empresa de lobby Táctica, publicó una columna en este medio titulada “Ley de Transición Energética en Chile: lo que hay en juego y los intereses tras sus detractores”, donde señala que la supuesta oposición de Colbún al proyecto de Ley de Transición Energética, que se tramita en el Senado, se debería a que dicha ley sería contraria a los intereses comerciales de nuestra compañía. En particular, afirma que “esta compañía (Colbún) se ve beneficiada por los costos marginales cero que hoy se le pagan a las empresas renovables instaladas en el norte y que se verían al menos parcialmente corregidos con el proyecto de Ley”.
Lo primero que debemos decir es que Colbún no es un detractor del proyecto de ley en cuestión. Por cierto, como todo actor de la industria, tenemos nuestra opinión respecto de las medidas propuestas que hemos manifestado de manera pública y transparente. Apoyamos, por ejemplo, el impulso urgente que se debe dar al almacenamiento de energía, pero también creemos que el proyecto -como toda iniciativa legal- admite mejoras que esperamos se den durante la etapa de indicaciones.
En segundo lugar, la carta sugiere que Colbún está por mantener el statu quo y nada más lejos de la realidad. Nuestra empresa ha tomado hace años la decisión estratégica de levantar, al menos, 4.000 MW renovables y almacenamiento al año 2030 y ha sido una entusiasta impulsora de la transición energética, siempre con un foco en el equilibrio entre la competitividad, seguridad y sostenibilidad de nuestro sistema eléctrico.
Dicho lo anterior, cabe señalar que los argumentos de la columna francamente sorprenden, viniendo de un profesional de larga trayectoria como lobista en el sector, quien se basa en información errónea para emitir juicios y sacar conclusiones igualmente erróneas. En primer lugar, al contrario de lo que dice la columna, más del 90% de la energía que Colbún vende a Codelco se suministra a las divisiones de la zona centro sur de la minera estatal, donde nuestra compañía tiene gran parte de su parque generador, y no en la zona norte, como erradamente asume la columna. Esto, sin mencionar que el columnista olvida que ese contrato ya no es por 2.500 GWh como afirma, sino que, en 2022, fue modificado por un contrato de energía renovable por 1.000 GWh, lo que es de público conocimiento, con lo cual las necesidades de energía de Colbún en la zona norte se reducen aún más.
En tercer lugar, el contrato de energía renovable con BHP -a quien también el columnista hace referencia- se abastece de la cartera de proyectos de energía renovable actualmente en operación de Colbún, incluyendo los 240 MW de Diego de Almagro, y de importantes proyectos renovables actualmente en construcción y que entrarán en operación el año 2024 en la misma zona norte.
Colbún siempre ha tenido en su política comercial la premisa de comprometer el suministro de energía en las mismas zonas geográficas donde tiene sus plantas de generación y en los horarios donde tiene capacidad de proveer energía, con lo cual minimiza la exposición al mercado spot -sujeto a los vaivenes del costo marginal- para cumplir sus compromisos contractuales. Es esa política la que explica los buenos resultados financieros de nuestra empresa.
En cuarto lugar, el análisis del señor Castillo cae en un error conceptual relevante: el proyecto de Ley de Transición Energética no modifica en nada el costo marginal del sistema y, por lo tanto, mal podría afectar por esa vía la posición comercial de Colbún, aún si es que nuestra compañía estuviera expuesta a dicho costo marginal (lo cual, como se dijo, no es el caso). Lo que sí hace el proyecto de ley -a través de una de las medidas que propone- es modificar la forma en que se distribuyen los ingresos tarifarios por congestión, punto respecto del cual, si bien no tiene efectos sobre nuestra compañía, nos parece que no es la forma correcta de resolver los problemas financieros que enfrentan algunas empresas de generación renovable, quienes decidieron -voluntaria y libremente – exponerse al mercado spot, tanto en horarios como en ubicaciones geográficas, para cumplir sus compromisos contractuales
En lo que sí debemos concordar con el Sr. Castillo es en la necesidad de examinar con cuidado en representación de qué intereses se interviene en este debate. ¿O bastará decir que se hace en representación de empresas de generación renovable, sin especificar qué empresas en particular, cuando el universo y grado de exposición financiera de éstas es muy amplio?
Juan Salinas,
Gerente Comercial de Colbún