Señor director:
Chile enfrenta desafíos urgentes e ineludibles. Por nombrar sólo algunos: la crisis de seguridad, la inteligencia artificial, el conflicto en la Araucanía, la migración, el crecimiento económico, la desigualdad y la pobreza, la urgencia de transformaciones en educación y salud, el cambio climático y el abordaje de desastres, entre otros.
Todos estos desafíos compiten en el marco de un presupuesto escaso y restringido. La pregunta es cómo abordar la propuesta económica . La respuesta no es obvia: más ciencia y tecnología. Necesitamos responder con soluciones pertinentes basadas en un muy buen nivel de conocimiento científico. El conocimiento producido internacionalmente es importante, pero la producción de conocimiento nacional es irreemplazable y necesaria para un país como el nuestro.
La agilidad para responder a estos y futuros desafíos depende, en nuestra opinión, de tres aspectos. Primero, de la disponibilidad rápida de conocimiento científico de frontera, que resuelva problemas locales, nacionales y sea también una contribución global. Necesitamos aumentar el financiamiento directo a proyectos de investigación. El gasto de Chile en I+D en el 2021 fue de un 0,36% del PIB (estando el gasto público estancado, incluso disminuyendo ajustado por inflación), siendo el país número 35 de la OCDE con menos inversión junto a México y Colombia.
Segundo, se requiere de mayores capacidades científicas y de desarrollo tecnológico en sinergia con diversas áreas productivas, para lograr innovación con impacto económico y social. Esto incluye el promover programas de formación de investigadores y profesionales de alto nivel conectados con nuestros desafíos. Actualmente, Chile cuenta con 1 investigador por cada 1000 trabajadores, lo que nos deja en el penúltimo lugar entre países de la OCDE. Además, el financiamiento para becas no aumenta de la mano del número de programas de doctorado acreditados. Tercero, para que el conocimiento científico impacte en la toma de decisiones, se necesita de la confianza social en las ciencias. Las Universidades, instituciones que cuentan con un alto nivel de confianza de la población, según las últimas encuestas, juegan un rol clave. Un sistema universitario plural permite enriquecer el trabajo investigativo hacia la generación de nuevos conocimientos y la innovación. Lo anterior permite una discusión crítica y amplia a la vez, que no sea acusada de sesgos y erosione la confianza pública en el conocimiento científico y tecnológico. El modelo de financiamiento actual a las Universidades, incluyendo una tendencia reciente a financiar innovación fuera de éstas, pone en riesgo un activo social fundamental.
Más presupuesto para ciencia y tecnología no es una prioridad más entre muchas. Es la base para enfrentar los desafíos sociales, tecnológicos y productivos, presentes y futuros, de una manera sostenible y progresiva en Chile.
Antonia Larrain Sutil, Vicerrectora de Investigación y Postgrado, Universidad Alberto Hurtado
Dora Altbir, Vicerrectora de Investigación e Innovación, Universidad Diego Portales
Javier Enrione, Vicerrector de Investigación, Universidad de Los Andes
Rodrigo Navia, Vicerrector de Investigación y Postgrado, Universidad de La Frontera
Rodrigo Sfeir, Vicerrector de Investigación y Desarrollo Tecnológico, Universidad Católica del Norte.
Paula Irles, Vicerrectora de Investigación y Postgrado, Universidad de O’Higgins
Claudia Estrada, Vicerrectora de Investigación, Innovación y Postgrado, Universidad de Magallanes.
Ignacio Jessop, Director General de Investigación e Innovación, Universidad de Tarapacá.
Luis Mercado, Vicerrector de Investigación, Creación e Innovación, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
