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Educación Técnico Profesional: una “Carta bajo la manga”

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Por: María Paola Sevilla


Señor director: 

En el marco del mes de la Educación Técnico Profesional (ETP), el Ministerio de Educación presentó los resultados del estudio “Por una buena vida: Aspiraciones de Estudiantes de ETP en Chile”. El estudio nos muestra que más allá de preparar a sus estudiantes para el empleo y la continuación de estudios, la ETP responde a profundas aspiraciones de empoderamiento personal y de mejora en las condiciones de vida. Así, la motivación más frecuente para acceder y mantenerse en esta formación es contar con una “carta bajo la manga” al salir de cuarto medio. 

Esto significa contar con un recurso adicional que permita enfrentar con mayor seguridad un futuro incierto. En el caso de la ETP, este recurso es la formación en un campo ocupacional específico asociado a la especialidad de egreso. Pero, ¿realmente ofrece alguna ventaja concreta esta formación especializada?  

Ha habido avances. Por el Acuerdo Nacional de Articulación, hoy, quienes egresan de la ETP y se matriculan en Centros de Formación Técnica o Institutos Profesionales en carreras afines a sus estudios previos, tienen la opción de convalidar asignaturas, lo que en muchos casos permite acortar la duración de sus carreras. Asimismo, algunas universidades, valorando la formación y experiencia práctica brindada por la ETP, han creado vías de acceso especiales para estudiantes que desean continuar una carrera universitaria.

Sin embargo aún quedan puentes que tender, principalmente hacia el mundo laboral, para que la “carta bajo la manga” pueda ser también jugada cuando la continuidad de estudios no está en el horizonte inmediato. Es necesario reactivar y escalar programas de aprendices que promuevan la contratación de egresados de la ETP y su formación al interior de las empresas. Actualmente, cerca del 60% no continúa estudios superiores al primer año de su egreso, y un 30% no lo hace en los tres años siguientes. Para ellos y ellas, es crucial contar con alternativas que les permitan integrarse de manera efectiva a un empleo que les brinde estabilidad y seguridad laboral.

Jugar esta carta debe multiplicar oportunidades educativo-formativas y laborales, no reducirlas, abriendo horizontes de cambio y mejoramiento para los más de 160.000 jóvenes que cursan la ETP en la educación media. Solo así, esta educación podrá ser verdaderamente transformadora, garantizando un futuro más seguro y una “buena vida” a sus estudiantes.

María Paola Sevilla

Profesora asociada Facultad de Educación UC

 

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