Señor Director:
Hace unos días el Presidente Gabriel Boric, con motivo de la 79ª Asamblea General de la ONU, destacó su preocupación ante una posible agudización de la migración venezolana, en tanto que a Chile han llegado alrededor de 700.000 inmigrantes provenientes del país caribeño. Al respecto, Boric sostuvo que “Chile no está en condiciones de recibir más migración”.
Aunque la preocupación del mandatario resulta legítima, el comentario se torna ingenuo frente a los patrones de comportamiento de los flujos migratorios del siglo XXI. El desplazamiento de personas siempre ha existido y la movilidad humana es parte de la historia, la cual, a causa de la globalización, crisis económicas, políticas y climáticas, se ha vuelto constante y signo de nuestro tiempo.
La población migrante representa, aproximadamente, el 3% de la población mundial y cada vez aumentan las razones para emigrar. Por ello, es bastante absurdo pensar que se pueda detener y mucho menos que existen parámetros para determinar la capacidad de recibir o no migrantes.
Sólo para dimensionar, Turquía es uno de los países con mayor cantidad de migrantes en la actualidad. Alberga a 3.600.000 personas refugiadas, quienes en su mayoría proceden de Siria, y cuenta con una superficie de 783.562 km2. Chile tiene una superficie similar con menos de la mitad de población extranjera total que el país turco.
Por tanto, es complejo establecer parámetros para determinar capacidades de recepción, aunado a que se trata de un fenómeno que no se detiene y se agrava con políticas securitistas.
Nairbis Sibrian Díaz
Académica de la Facultad de Comunicaciones
Universidad del Desarrollo