Señor director:
Consternado he leído durante las últimas horas las informaciones de los medios de comunicación nacionales que reproducen con morbosidad y candidez que un académico o académica de la Universidad de La Frontera recibiría una renta mensual de 30 millones de pesos. ¡Y nadie se detiene a reflexionar al respecto!
Intento explicarme cómo es posible que alguien considere seriamente esta posibilidad y no encuentro marco interpretativo alguno que la acoja.
Sólo en un esfuerzo posterior entiendo que esta mórbida candidez podría comprenderse en un país que padece de una perversa patología: ¡Nada parece sorprendernos! A tal punto que se repiten informaciones que no resisten un análisis racional medianamente riguroso.
¡Cómo es posible pensar que en una universidad pública regional existan sueldos mensuales de estos montos!
Luego he pasado a la preocupación, debido a la evidente manipulación de la información, la que contribuye a estigmatizar a toda una comunidad académica en base a datos imprecisos, malintencionados y sin contexto alguno.
Finalmente, este manejo informativo es éticamente cuestionable y sigue una trama que busca poner en la opinión pública un relato de “equilibrio político” con otros casos similares ocurridos en el país. Sólo en esta narrativa puedo encontrar sentido, aunque también intranquilidad.
Carlos del Valle
Director Doctorado en Comunicación
Universidad de La Frontera