Señor director:
En el marco de la reciente decisión de la Cámara de Diputados y Diputadas de prohibir el financiamiento del Programa de Acompañamiento a la Identidad de Género (PAIG), cuyo propósito es apoyar el desarrollo psicosocial de niños, niñas y adolescentes trans en Chile, resulta profundamente contradictorio que sectores de ultraderecha, quienes se autoproclaman provida, eliminen los recursos de un programa que efectivamente salva vidas.
En Chile, la tasa de suicidio en personas trans es siete veces más alta que en personas cisgénero. El PAIG, que actualmente acompaña a más de 2.500 niños, niñas y adolescentes, ha logrado disminuir significativamente estas cifras mediante un apoyo integral que no solo beneficia a los menores, sino también a sus familias y entorno. Prohibir el financiamiento de este programa es un atentado directo contra la salud mental, física y emocional de una población particularmente vulnerable que enfrenta constante discriminación. La labor del PAIG es vital para garantizar que estas personas puedan vivir en condiciones de mayor bienestar y dignidad, algo que debería ser una prioridad para el Estado.
Ya es tiempo de dejar de lado sesgos políticos y reconocer que el mundo ya no es blanco y negro. La realidad actual incluye una amplia escala de grises y aunque algunos elijan rechazarla, la diversidad ya no puede ser ignorada. La niñez y adolescencia trans existen, siempre han existido, y ahora que son visibles, jamás volverán a ser silenciadas.
Natalia Miranda Calderón
Profesora de Inglés
Magíster en Educación