Señor director:
Hay pocos momentos más felices que cuando nos organizamos para comer con nuestras amistades y familia. La mesa en la que todos aportan es la mejor versión de Chile, hecho de los esfuerzos de cada ciudadano a través de su trabajo y, ciertamente, sus impuestos.
Pero no faltan los que vienen a la mesa sin aportar, se quedan a comer y se van apenas pueden a otra fiesta. Igual que en las comidas familiares, hay personas que siguen la mala costumbre de “comida hecha, amistad deshecha” con sus cotizaciones. En nuestro país, hay muchas corporaciones y superricos que cuando se les pide aportar con impuestos al país, se van inmediatamente a otras tierras con impuestos más bajos.
Esta es la importancia de apoyar la iniciativa de Lula da Silva de impuestos globales en la que también participa el presidente Boric. La idea es generar un marco para que sin importar dónde estén los multimillonarios, paguen sus impuestos. Se calcula que el mundo podría recaudar cerca de 250.000 millones de dólares adicionales.
Hoy los impuestos son más importantes que nunca. Las diversas crisis internacionales hacen que pronto ni los superricos tengan donde escaparse. Los impuestos nos permiten tener un Estado que proteja nuestros derechos, un país estable, seguro, con policías bien financiadas y comprometido con el desarrollo.
Los impuestos globales aseguran que no haya más paracaidistas fiscales que vienen a la mesa chilena a comer y luego se van, llevándose las riquezas de la tierra que a todos por igual nos cobija.
Tomás Leighton y Juan Ignacio Latorre