Señor director:
Conviene hacer dos aclaraciones previas. Opinamos en esta tribuna como parte del pensamiento crítico universitario y, de otro, contribuimos activamente a la solución de la crisis. De hecho, quien suscribe esta nota, gestionó tempranamente los acercamientos de la rectoría con el mundo político regional y otras actorías a nivel nacional, para sumar fuerzas.
En estos momentos estamos con una autoridad de facto que depende exclusivamente de la voluntad de la Junta Directiva, la cual tiene una responsabilidad importante, porque tomó decisiones por sí y ante sí. La primera fue solicitar la renuncia de todas y todos los Vicerrectores, aunque venían trabajando de acuerdo a un plan de ajuste que conocían, siendo, además, conscientes de la urgencia frente a la Superintendencia de Educación Superior. Dicha urgencia fue la justificación para designar un Vicerrector Académico que debería tener un rol de Rector interino. Si esto último es así, la Junta habrá elegido un rector en un hecho sin precedentes en democracia, en el cual, además, la Asociación Gremial de Académicas y Académicos (AGA) rechazó la propuesta y las y los estudiantes se abstuvieron. La nueva operación en curso es el resultado de una “falta de relatoría” desde la universidad sobre la crisis. Desde cierto punto de vista, la nueva “Junta” -Un lieu de cache- asume la tesis de que todo el aparato de dirección era responsable absoluto de la crisis y, en consecuencia, el golpe fáctico se justifica. No es la solución, es la fase de un autoritarismo exacerbado.
En este contexto, la comunidad universitaria no espera solamente que el profesor Juan Manuel Fierro solucione la crisis, sino que abra un diálogo transversal y transparente para que, funcionarias y funcionarios, estudiantes y docentes, podamos alcanzar un nuevo pacto como Comunidad. Esperamos su convocatoria para unir fuerzas y restituir el ethos universitario, pero las acciones del profesor Fierro . Posteriormente es menester saber con detalles las grietas gestiónales que condujeron a la crisis financiera que se debe revertir.
Sabemos que las transiciones son difíciles y ésta es una transición de seis meses que no puede extenderse, por el bien de la democracia universitaria.
Sin duda alguna seguiremos trabajando para superar esta crisis de nuestra alma mater. La Universidad de La Frontera se merece un nuevo horizonte semántico.
Carlos del Valle
Profesor Titular A
Universidad de La Frontera