Señor director:
Recientemente se dio a conocer el Informe de Evaluación de Competencias de Adultos de la OCDE, donde somos el país peor ubicado en todos los aspectos revisados, teniendo un 44% de los chilenos con competencias insuficientes en matemáticas y comprensión lectora. Estos resultados nos duelen profundamente, pues además representan un reflejo de la desigualdad existente, al estar correlacionados con índices de calidad de vida más bajos. Este escenario se convierte entonces en un llamado a la acción para hacernos cargo de esta crisis.
En escenarios complejos, solemos quedarnos en lo negativo, lo que nos falta o que no podemos mejorar, pero existe un dato que nos da esperanza: El mismo reporte afirma que Chile es uno de los países que mostró progreso desde la primera evaluación en matemáticas. Y es que existe evidencia de que hay cosas que sí funcionan. Tenemos muchas capacidades en las comunidades educativas y, por lo mismo, nuestra respuesta tiene que ser justamente verlas y valorarlas, ver cómo nos conectamos con otros establecimientos, cómo aprendemos de sus logros o cómo fortalecemos las buenas prácticas, apuntando a procesos de mejora continua.
Por eso, este desafío del aprendizaje tiene que ser una prioridad en la agenda, poniendo a los estudiantes realmente al centro de la educación y también urge entender que esto no es sólo responsabilidad de quienes estamos hoy en el sistema educacional. Por lo mismo, desde Enseña Chile creemos que los grandes problemas se han logrado resolver cuando actuamos juntos en torno a un objetivo común y la educación no puede ser la excepción.
Para ello, lo primero es dejar de entender a la escuela como un bastión que está solo, que intenta resistir todo lo que se le exige, sino que es necesario entenderla como una oportunidad para todos para mejorar las expectativas y las trayectorias de vida de todas las personas. Por lo tanto, lo que necesita es que todas y todos nos involucremos. Que entendamos que esto un problema colectivo y no solamente de las comunidades educativas, sino que nos tenemos que hacer cargo desde los distintos sectores de la sociedad.
Invitamos a que estos resultados no sean sólo un dolor, sino que nos preguntemos qué quisiéramos ver en su lugar y nos movilicemos en red en torno a ese objetivo para que así niñas, niños y jóvenes nos inspiren y trabajemos juntos para lograrlo. Sólo así podremos vernos como una sociedad que avanza con altas expectativas de futuro y con la esperanza de que juntas y juntos podremos lograr que en Chile el lugar donde nazcas no determine tu futuro.
Ángela Caviedes, Paula Covarrubias, Yohana Benavides y Danae Toledo
Directoras de Formación y Extensión Enseña Chile