Señor director:
Adentrarse en la realidad del misterio de la Navidad puede ser una experiencia que nos cambie la vida para siempre. Bueno sería reproducir, mentalmente, el ambiente del pesebre.
Todo lo mínimamente necesario debió José de proveerlo con mucho esfuerzo y amorosa voluntad para acunar dignamente a su hijo.
Lo hizo desde sus pobrezas, pero también desde sus esperanzas, cuando aceptó que con lo suyo no podía más.
María había llegado ya a esa encrucijada cuando con el anuncio del arcángel Gabriel le preguntaba cómo lo haría siendo virgen.
Navidad invita a detenerse unos segundos a mirar el pesebre.
Puede ser que encontremos, en el rinconcito más oscuro, un regalo inesperado y asombroso. Una esperanza nueva, desconocida y magnífica.
Si Dios nos concede el don podríamos nacer de nuevo.
Nicolás Vial Saavedra.
Presidente
Fundación Paternitas