Señor Director:
La Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) suele percibirse como un paso obligatorio para el desarrollo profesional, casi como la única vía posible. Sin embargo, esto no es cierto. Según datos del Servicio de Información de Educación Superior (SIES), en 2024 las universidades concentraron solo el 44% de la matrícula de inicio, seguidas por los Institutos Profesionales con el 37%, y los Centros de Formación Técnica con el 19%.
En un país donde sectores clave como minería, energía, construcción, tecnologías de la información, salud, logística y turismo demandan cada vez más formación técnico-profesional –y en muchos casos posicionan a Chile como referente global–, cabe preguntarse: ¿por qué seguimos creyendo que solo la universidad garantiza el éxito?
Frente a los nuevos resultados de la PAES, es crucial recordar que Chile enfrenta el desafío de formar trabajadores con competencias específicas que respondan a las exigencias del futuro. En este contexto, la educación técnico-profesional (TP) emerge como una solución clave para cerrar las brechas de talento en sectores estratégicos.
La educación TP no solo es una alternativa válida; es una opción cargada de oportunidades. Gracias a su rápida inserción laboral, flexibilidad y accesibilidad, además de su relevancia en industrias de alto impacto, debería consolidarse como una elección tan legítima y competitiva como la universitaria. Si bien es poco probable que en 2025 veamos un cambio abrupto en la composición de la matrícula, todo indica que la brecha entre ambas opciones seguirá reduciéndose con el tiempo.
Atentamente,
Diego Errázuriz
Director de Admisión Duoc UC