Señor director:
Me pareció muy interesante y trascendente la columna de Michel Figueroa y David Zavala, “Reivindicar la labor de los partidos políticos por una mejor democracia” publicado el 02/01/2025, en función de la crisis de la democracia, de la política y del sistema de partidos que se vive en Chile y el mundo.
Concuerdo plenamente en su diagnóstico y que está sintetizado en la bajada del artículo al decir que “Recuperar la confianza no es tarea fácil y no existe una única receta. El camino más seguro es ser capaces de demostrar que están al servicio de las personas y que son conducidos por principios e ideas, y no por intereses opacos”.
En un marco político nacional que todavía guarda importantes sesgos transicionales (ahí están los fracasados procesos de cambio constitucional) y más allá de analizar expresiones como el multipartidismo extremo y/o sistemas representación, entre otros, me gustaría enfatizar el hecho de la lejanía de los partidos de los ciudadanos al transformarse mucho en partidos electorales (y más de alguno, de prebendas). Esto, además de elitizarlos al ser manejados verticalmente por liderazgos caudillistas y su entorno, limitando seriamente la democracia interna, los ha alejado de los frentes ciudadanos y de las organizaciones sociales (han tranzado su esencia de representación y/o de los clivajes como trazadores partidarios) al perder sus plataformas políticas e ideológicas (su esencia programática) en función de una negociación necesaria pero mal entendida; es decir, diluida en “consensos” anclado al marco y modelo transicional sin contrapesos político-comunicacionales.
Esto, donde lo político, lo social y lo cultural están profundamente interconectados, además de afectar la capacidad de representación al perderse un modo de pensamiento distintivo (se desdibujan y empastelan las identidades) y con ello se facilita un elector volátil, ha limitado la capacidad de aprendizaje complejo de los partidos sobre todo de los llamados transformadores al perderse este contacto, produciendo resultados negativos en los hechos (frustración) y en la adaptación y/o renovación, realidad que ha impactado/deslegitimado al sistema político en su conjunto (hay una preocupante y creciente desvalorización de la democracia).
Felicito a los autores, es una conversación/análisis que es imprescindible seguir.
Mladen Yopo Herrera