Señor director:
Santiago cuenta actualmente con casi 7 millones de habitantes y, día a día, el número de vehículos circulando por la ciudad sigue en aumento, lo que genera más accidentes, atochamientos y la necesidad de construir más calles dedicadas exclusivamente al tráfico automovilístico.
Sin embargo, no se están desarrollando las infraestructuras necesarias para fomentar la sostenibilidad a corto, mediano y largo plazo, las cuales además resultarían más económicas. Invertir en estas alternativas podría contribuir significativamente a combatir problemas como la contaminación, la obesidad, el estrés y muchos otros beneficios sociales y de salud.
A pesar de ello, las ciclovías existentes son insuficientes y no cumplen con los estándares mínimos. Un ejemplo claro es la Avenida Andrés Bello, que cuenta con seis pistas. Propongo pensar en soluciones más integrales y a futuro: cerrar permanentemente una de las pistas en la calzada norte para uso exclusivo de personas que utilicen medios de transporte sostenibles, como bicicletas, scooters, patines, entre otros (excluyendo vehículos motorizados como las motos). Además, sugiero transformar completamente la pista de la calzada sur en un área verde. De esta manera, se habilitarían cuatro pistas para vehículos, lo que no solo optimizaría el espacio disponible, sino que también incentivaría a los automovilistas a optar por medios de transporte más sostenibles, implementando un “castigo” para quienes sigan eligiendo el automóvil como única opción.
José Córdova-Fredes
Geógrafo
Pontificia Universidad Católica de Chile