Señor Director:
La deuda pública de Chile ha alcanzado niveles inéditos desde 1990, llegando al 43% del PIB. Este aumento tiene efectos directos sobre el riesgo país, las condiciones financieras y, por ende, sobre la inversión y el bienestar de las familias chilenas. En primer lugar, el aumento del endeudamiento incrementa la percepción de riesgo del país en los mercados internacionales, lo que encarece los créditos tanto para el sector público como para el privado. Esto afecta directamente a las empresas, que enfrentan mayores costos de financiamiento, y limita el acceso a crédito para las familias, lo que afecta el consumo y la inversión.
Algunos economistas han subestimado la deuda chilena al compararla con la de países de la OCDE, cuyo nivel de deuda supera el 100% del PIB. Sin embargo, este enfoque es erróneo, ya que no toma en cuenta que, a pesar de tener acceso a mercados de deuda más amplios, la insostenibilidad de la deuda es una de las principales preocupaciones en las economías desarrolladas. En Chile, el estancamiento económico de más de una década ha exacerbado el problema, creando un círculo vicioso que, de no corregirse, llevará a un aumento de impuestos en el futuro.
Para salir de este estancamiento, es decisivo reducir el gasto público en al menos un 2% del PIB y alcanzar un superávit fiscal. De lo contrario, continuaremos viendo un aumento insostenible de la deuda, que limitará nuestra capacidad de crecimiento y afectará a las futuras generaciones.
Víctor I. Espinosa
Académico Faro UDD