Justicia social y derechos del niño
Señor director:
Hace algunas semanas y en mi caminar por el gran Santiago, reconocí la profunda indiferencia qué tenemos respecto del entorno en que viven las personas. Tras pasar diariamente por un paradero de bus de Red, observe a dos niños jugando. Ahora bien, ambos jugaban inmersos en una caja de cartón, de aquellas para importar plátanos, mientras a su lado un adulto vendía algunos productos. En un pequeño espacio, a la sombra y la protección que les ofrecía el techo del paradero, hablaban y organizaban algunas cartas con figuras.
Así los he seguido viendo en el correr de las semanas y, en una mezcla de afección e indignación me cuestiono: ¿por qué, a casi 35 años de la ratificación de la Convención de los Derechos del Niño parte de Chile y con una Ley de Garantías de Derechos vigente, permanecemos indiferentes a la precariedad y vulnerabilidad en la que ellos y ellas viven en nuestro país? Solo me convenzo de que el cambio cultural es muy profundo y que se requiere no solo un marco legal, sino un marco ético y moral en que el respeto por la dignidad de las personas sea un valor central, y en donde efectivamente nos importen sus condiciones de vida.
Catalina Lastarria
Subdirectora Administrativa y Financiera
Corporación Opción