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En defensa de la socialdemocracia

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Por: Reinaldo L. Bustos


Señor director: 

Ante la arremetida de una derecha radicalizada, Slavoj Žižek propone como respuesta una izquierda igualmente radical. Sin embargo, la historia nos demuestra lo contrario. La socialdemocracia y su versión más actual, el socioliberalismo, han demostrado ser la mejor alternativa tras las grandes crisis. Los gobiernos de los Partidos Socialistas e incluso de las Democracias Cristianas en Europa, el laborismo británico, los demócratas en EE.UU. y la izquierda moderada en América Latina son prueba de que un Estado que combina crecimiento económico con políticas sociales es la mejor vía para garantizar la estabilidad y la democracia.

Chile es un gran ejemplo de ello. Durante 20 años, la Concertación construyó un modelo que logró altos niveles de crecimiento y reducción de la pobreza. Incluso los gobiernos de Sebastián Piñera —quien, según encuestas recientes, es el presidente mejor evaluado de los últimos 30 años— fueron más reconocidos por sus políticas sociales (como el Bono Marzo, la Pensión Garantizada Universal y la ayuda durante la pandemia,  sin desmerecer el matrimonio igualitario) que por promover privatizaciones o un modelo ultraliberal.
Las palabras incendiarias de Javier Milei, que llaman a “poner fin a la justicia social”, han sido refutadas una y otra vez por la realidad y la historia de los pueblos. Sin embargo, el líder argentino acierta en un punto que muchas izquierdas han ignorado: la responsabilidad fiscal y la política económica son fundamentales, y el libre mercado no puede ser descartado. La experiencia chilena lo confirma: Ricardo Lagos privatizó empresas contra la resistencia de la “vieja izquierda”, pero al mismo tiempo impulsó el Plan AUGE, una política social clave que ha beneficiado a millones de chilenos.
La socialdemocracia, el socioliberalismo e incluso una derecha con vocación social representan el verdadero centro: un sentido común que reconoce que el Estado no puede abandonar a los más vulnerables, especialmente cuando el mercado se muestra cada vez más implacable. En tiempos de polarización, el desafío es reafirmar con fuerza el camino de la estabilidad, el progreso y la paz social a través del énfasis en lo social, recordando que la economía debe estar al servicio del bien común y no al revés. Es el sentido común que el amplio espectro de socialdemócratas, me atrevo a decir de izquierda y de derecha, debe recuperar.
Reinaldo L. Bustos.
Abogado.
Magíster en Filosofía
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