Ampliar la mirada de la calidad
Señor director:
Por segundo año consecutivo, la Agencia de Calidad de la Educación adelantó la entrega de los resultados SIMCE para el inicio del año escolar, permitiendo a los establecimientos tomar medidas oportunas en cuanto a sus desafíos y resultados educacionales. Esta suerte de radiografía de nuestro sistema, nos entrega grandes pistas del quehacer educacional de Chile. Sin embargo, en el caso de la Educación Media Técnico-Profesional (EMTP), no contempla líneas que permitan analizar su labor de manera integral.
La EMTP representa a más de un tercio de la educación secundaria del país (36%), eso quiere decir que uno de cada tres estudiantes de Enseñanza Media opta por esta modalidad, pero a la hora de medir los aprendizajes, se hacen en niveles donde aún no se refleja el aporte de sus especialidades. Año tras año, medimos en distintos niveles (4°, 6°, 8° Básico o II° Medio), matemáticas y lectura, además de una serie de pruebas específicas, por ejemplo, escritura o educación física, pero nunca llegamos a tener una mirada sobre el valor de las especialidades técnicas y su preparación para el mundo del trabajo.
Ampliar la mirada de la calidad de la educación es también mirar a sus modalidades. Hoy por hoy, el 40% de la educación universitaria también proviene del ámbito técnico- profesional, y generar principios rectores que nos permita reportar la calidad de esa modalidad podría aportar más allá de la mirada científico-humanista de los avances educativos.
Nuestro compromiso con una educación de calidad es inquebrantable. Sabemos que los aprendizajes de nuestros estudiantes son el resultado de un esfuerzo conjunto entre docentes, familias y comunidades educativas, y que el contexto social y económico incide en estos procesos. Pero en el caso de estudiantes que deben salir al mundo productivo, medir sus habilidades y aprendizajes -en específico- es también un principio para comprender las distintas capas de calidad formativa y educacional que se entregan en la modalidad técnica.
Es clave para el desarrollo del país que junto a los resultados SIMCE y de los otros indicadores de calidad, que podamos observar, medir y catastrar la calidad de nuestra formación técnica-profesional en niveles donde se puedan notar sus especialidades (III° o IV° Medio), sumando, además, una mirada a las competencias de nuestros estudiantes.
Nuestro llamado es a redefinir sobre qué es la educación de calidad, a contextualizar los esfuerzos de miles de estudiantes y sus familias, y a sumar un método estandarizado que -año a año- de cuenta de la calidad de su educación técnica-profesional, pilar del mercado laboral y del desarrollo productivo de Chile.
José Manuel Fernández Solar,
Gerente General de Fundación Educacional Comeduc